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Se acerca fin de curso y los resultados académicos definitivos están por llegar. Se trata de un momento muy difícil para muchas familias. En muchos casos, la respuesta será la no promoción del curso, como consecuencia de que el alumn@ no ha sido capaz de superar los objetivos curriculares. En otros casos, el alumn@ superará el curso académico con dificultades y en los mejores casos, el alumn@ lo superará sin problemas.

En todas estas situaciones se plantea un verano por delante y surge la eterna pregunta… ¿qué hacer en verano?

Para responder a esta cuestión, primero es necesario remontarse al origen del problema y al porqué de estas dificultades y problemas durante el curso.

En muchas situaciones, se debe a que las dificultades escolares del alumn@ no han sido correctamente identificadas (es posible que el alumn@ haya podido presentar dificultades del aprendizaje de base asociadas al trastorno limitando su rendimiento académico). También podríamos encontrar alumnos cuyos cuadros sintomáticos habrían afectado severamente a su comportamiento en el aula y su capacidad de estudio. En otras situaciones, es posible que la terapia y medidas de apoyo no hayan sido eficaces. Y una última opción sería, la necesidad de introducir un tratamiento farmacológico complementario a las medidas no farmacológicas ya aplicadas. En cualquiera de las situaciones anteriores, el alumn@ presenta una serie de dificultades (ya sean cognitivas o conductuales) que requieren de una aproximación multimodal (escolar, familiar y terapéutica). 

La mayoría del alumnado con diagnóstico de TDAH , a excepción de aquellos a quienes no se les ha identificado necesidades educativas específicas, recibe durante el curso algún tipo de apoyo desde el centro escolar en base a sus necesidades educativas (profesores de apoyo como PT y AL, adaptaciones curriculares, adaptaciones metodológicas, etc.). Estos alumnos además suelen estar bajo la supervisión de un servicio de atención médica primaria o especialista (bien por la vía pública o privada) el cual controla la evolución del caso y la respuesta de la medicación si la hubiera, además de otras medidas como terapia psicológica, psicopedagógica o familiar.

En Fundación CADAH como en muchos otros centros de atención a este colectivo, trabajamos con los afectados desde un modelo de intervención multimodal que atiende tanto los aspectos escolares, como familiares y psicológicos, ofreciendo una terapia global sistemática y coordinada con el resto de los agentes. La duración de dicha intervención se establece de acuerdo a las necesidades de cada caso: refuerzo de áreas deficitarias, problemas de conducta, falta de habilidades sociales, problemas en la convivencia, falta de autonomía personal, déficits neuropsicológicos y cognitivos, o desregulación emocional… con independencia de la época del año, y del inicio o final del curso escolar.

Además, entendemos que el verano supone una mayor oportunidad para reforzar las áreas deficitarias y más resistentes debido a la flexibilidad horaria.

Aun así muchas familias que acuden a centros de atención al TDAH y problemas asociados, deciden suspender las terapias y tratamientos en verano. Los motivos suelen ser muy diversos, pero sean cuales sean los motivos de esta drástica medida, es necesario saber que conlleva una serie de ventajas y desventajas.

¿Qué implicaciones tiene suspender la terapia durante el verano?

Cuando hablamos de terapia, nos referimos a las distintas modalidades de intervención terapéutica que reciben estos chicos en función de sus necesidades: terapia psicopedagógica, terapia psicológica, terapia sistémica, terapia logopédica, terapia para los problemas de conducta en la adolescencia, terapia de prevención de riesgos en la adolescencia, terapias de relajación y autocontrol, terapia neurocognitiva, terapia de habilidades sociales, etc.

Si además de lo anterior, añadimos que una medida habitual suele ser supender la terapia farmacológica durante el verano como medida de descanso para el cuerpo...  la respuesta a la pregunta, en la mayoría de los casos, implica un pronóstico negativo, ya que por desgracia el TDAH y los problemas asociados no se cogen vacaciones en la época estival.  

Ventajas:

• Descanso económico.
• Descanso de horarios.
• *Descanso farmacológico (beneficios sobre peso y talla). 
• Más tiempo libre.

Desventajas:

• Sus mentes resetean con mucha facilidad.
• Los problemas que llevaron a estas situaciones no reciben tratamiento.
• El parón en la terapia dificulta retomar el ritmo a la vuelta de vacaciones.
• Elevada probabilidad de no generalizar lo aprendido.
• Los problemas de conducta y de convivencia continúan.
• Las dificultades cognitivas y del aprendizaje supondrán problemas más serios en el próximo curso.
• En el caso de los adolescentes, el verano supone una época muy intensa pero también aumenta la exposición a riesgos.
• La falta de rutina durante el verano empeora las dificultades de organización. 
• La gestión de la sintomatología y el manejo comportamental recae exclusivamente en la familia sin apoyos especializados. 

En cualquier caso, si la situación obliga a suspender la terapia durante los meses de verano, es recomendable consultar a un profesional especializado que recomiende qué pautas son necesarias llevar a cabo durante esta época, así como promover desde la familia la realización de actividades al aire libre, actividades en familia, actividades de sociabilización, de refuerzo cognitivo y académico en casa y, siempre que la situación se agrave, consultar inmediatamente y/o acudir a un profesional.

                                                                            Sara Ortega Tapia. Neuropsicóloga de Fundación CADAH. (2017)