Verano e hiperactividad: Una oportunidad para aprender
Curso tras curso, observo como a los niños con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) en primaria y secundaria les cuesta más coger el ritmo del colegio pasadas las vacaciones de verano. Estos alumnos parecen resetear sus discos duros durante el periodo vacacional y empezar el nuevo curso como una tabula rasa. La buena noticia es que esto no es del todo cierto. En realidad estos alumnos no olvidan todo lo que aprendieron y se trabajó durante el curso anterior (aspectos académicos y no académicos), simplemente hay que asumir que les lleva más tiempo conectar con lo aprendido anteriormente. El proceso de adaptar las viejas rutinas a las nuevas exigencias (nuevos horarios, nuevas materias, cambio de clase, nuevos profesores, nuevos compañeros...) y desarrollar nuevos hábitos de acuerdo a las nuevas situaciones (más cantidad de trabajo, agenda más compleja, mayor autonomía...) es un proceso que a este alumnado les resulta más costoso.
Por ello, mi recomendación es la continuidad y la no interrupción de las intervenciones psicoterapéuticas y educativas eficaces durante los periodos vacacionales prolongados como es el verano.
La intervención sistemática a través de programas de refuerzo educativo (comprensión lectora, cálculo, razonamiento matemático, técnicas de estudio, uso de la agenda ...), de desarrollo de las habilidades socio-emocionales (habilidades sociales) y de entrenamiento neurocognitivo (atención, memoria, percepción...) permiten una adquisición de conocimientos, actitudes y valores, así como un funcionamiento global más adaptativo, permitiendo al niño insertarse de una forma más óptima en su medio, familiar, escolar y social.
La necesidad continuar trabajando estas competencias también en periodos vacacionales está justificado de acuerdo a los resultados de investigaciones y estudios sobre TDAH donde sugieren que los niños y adolescentes con TDAH muestran relaciones sociales más disfuncionales y conductas más desadaptativas y así peor adaptación académica y mayor fracaso escolar, tras largos periodos sin recibir ayuda y apoyos específicos.
Así que la pregunta es: continuidad en verano sí, pero ¿cómo?
En verano hay que apostar por un aprendizaje más informal, basado en emociones positivas y experiencias significativas. El verano permite emplear recursos y metodologías más experienciales y lúdicas evitando el formato de fichas tradicional basado en lápiz y papel, aprovechando la flexibilidad horaria y la disposición de tiempo al aire libre. Se trata de reforzar los aprendizajes académicos (lenguaje, matemáticas, ciencias naturales…) con aprendizajes de tipo manipulativo-experiencial al tiempo que también permitan poner en práctica lo aprendido hasta le momento: escribir cartas a los amigos, identificar elementos de la naturaleza en una excursión (tipos de hojas, árboles características del climas), gestionar el dinero de la paga, hacer compras, asistir a campos de trabajo, campamentos, talleres de manualidades, talleres de expresión artística, cineforum, etc.
Todas estas actividades igualmente enriquecedoras complementadas con un refuerzo más específico de las áreas académicas más deficitarias harán que la experiencia de verano sea para el niño/a una experiencia gratifcante y motivadora de preparación para el nuevo curso, al mismo tiempo que decansa de los esfuerzos realizados durante el año escolar y adquiere conocimientos y sensaciones nuevas.
Los campus deportivos son también una forma de reforzar las habilidades organizativas y sociales. Además de potenciar el proceso de socialización, ayudan a mejorar aspectos cognitivos y comportamentales como la atención, el autocontrol, la plnificación, etc. Si está bien orientada, la práctica de la actividad física favorecer la concentración y ayuda a los niños a aprender qué es la competitividad positiva, la resistencia al dolor y la tolerancia a la frustración aprendiendo a gestionar y soportar la derrota.
En resumen, el verano es una oportunidad para continuar aprendiendo y reforzando habilidades y competencias que van a permitir que el niño/a inicie el nuevo curso con mayor preparación.
Sara Ortega Tapia, Neuropsicóloga de Fundación CADAH (2014).