¿Cómo afrontar los malos resultados académicos de nuestros hijos?
Estamos en la recta final del curso académico y el momento de la entrega del botetín de notas académicas. Llega el momento de ajustar expectativas, es decir, saber las competencias que el niño posee y hasta qué punto las tiene y también es un ajuste entre el esfuerzo invertido y los estándares de aprendizaje conseguidos.
Se pueden dar tres situaciones:
- El esfuerzo se ve recompensado con buenos resultados académicos.
- No ha habido esfuerzo, por lo tanto, no se refleja en el boletín de notas.
- El esfuerzo no se ve recompensado con los resultados académicos.
La primera y tercera situación son dignas de felicitación y reconocimiento por parte de los padres y profesionales que trabajamos con los niños, en cambio, el boletín de notas muchas veces tiene un efecto devastador en la autoestima de estos chicos.
Por lo tanto, en lo que debemos fijarnos cuando recibimos las notas de los niños es en el proceso, esto es, si la causa de esas malas notas es una falta de esfuerzo, o por lo contrario, es el punto más alto al que ha podido llegar dadas las dificultades de aprendizaje que puede presentar asociadas al TDAH.
Cuando el niño saca malas notas, esto nos indica que algo no va bien y esto puede ser por varias razones:
- Falta de planificación y hábito de estudio, es decir, el niño no tiene adquirida o no pone en práctica la competencia de aprender a aprender.
- Falta de motivación por el estudio, no les interesa ni lo entienden, por lo tanto, no ponen empeño.
- Dificultades del aprendizaje asociadas al TDAH que puedan interferir en la adquisición de competencias clave.
- Contexto poco favorable, un entorno inestable que no fomenta la cultura del esfuerzo y no supervisa y apoya (sobre todo en la época de primaria) el trabajo realizado.
¿Qué podemos hacer ante los malos resultados de nuestros hijos?
Las malas notas es una fuente de conflicto en el entorno familiar que provoca tensión en el ambiente familiar. Por ello es vital que aprovechemos la oportunidad de este conflicto como reto de aprendizaje para años posteriores, sobre todo, la confianza que deposite la familia en los profesores y la colaboración para encontrar el tipo de ayuda que requieran los niños. Pero bien, antes de que llegue esto, debemos afrontar el `drama` que a veces supone los malos resultados.
Para ello, como padres, debemos mantener la calma y afrontar la situación con una actitud en búsqueda de soluciones, ya que "apagar el incendio con más fuego es una temeridad".
Por todo ello, las tareas que deberíamos hacer los padres ante esta situación son:
- Mantener la cama, cuando ya prevemos que las notas que van a traer son malas podemos hablar sobre ello más tarde, cuando nos encontremos más tranquilo. Se trata de no actuar con rabia, ira o decepción
- No llevarlo al extremo, si el foco del debate lo ponemos en los malos resultados, las tentativas no irán más allá de propuestas reparadoras, en cambio, si el foco de discusión lo ponemos en las posibilidades, propuestas más eficaces afloran.
- Una vez calmados, preguntar a nuestros hijos por qué creen que han sacado esos resultados. Tenemos que buscar en ellos un mensaje claro, los mensajes tipo "me tienen manía", "ha sido mala suerte" "ha suspendido toda la clase" no nos sirven. Debemos inducir a un locus de control interno, esto es, a que conozcan qué variables internas han provocado esos resultados "no me he esforzado lo suficiente" "las matemáticas me cuesta más que el resto"...
- Cuando la gran parte de los suspensos se debe a una falta de esfuerzo, deben experimentar que los suspensos tienen consecuencias y que estudiar es su responsabilidad. Por lo tanto, si no asumen esa responsabilidad, algo van a dejar de obtener, algo van a perder. La tranquilidad del primer paso es crucial en este momento; el mensaje que el niño debe entender es que la retirada de privilegios viene dado por su falta de responsabilidad en el estudio NO porque nosotros estemos enfadados.
- Si hablamos de adolescentes, en concreto, de adolescentes con TDAH y nos dicen que lo que quieren es dejar de estudiar, deben tener claro que el tema de los estudios no es negociable, y que concluirá cuando alcance el título, ya sea E.S.O, Bachiller, Ciclo Formativo… En este punto debemos ser tajantes debido a las dificultades en proyección futura que estos chicos presentan.
- Valorar más el esfuerzo que el resultado: "evaluar por lo que ha mejorado, no por cuanto corra porque no tiene más resistencia de la que ves" (Bona, 2016).
- Tenemos que seguir ayudándolos a desarrollar más motivación e interés por el estudio, la aplicación de un proyecto personal futuro para los más mayores o confeccionar un plan de trabajo en vacaciones con recompensas para los pequeños son estrategias eficaces.
- Las clases de refuerzo en verano pueden ser muy útiles si ayudan a los niños no sólo a aprobar sino a organizar y planificarse en los estudios, área prioritaria de trabajo en los niños y adolescentes con TDAH.
Por último, debemos confiar y ser pacientes, suspender incluso repetir curso en algunos casos no es un fracaso, hay determinadas circunstancias en las que la permanencia un año más en el mismo curso es altamente beneficiosa en la medida en que interiorizan los contenidos y sientan las bases para futuro aprendizajes. Será en estos momentos, cuando más necesiten nuestro apoyo y asesoramiento.
Bibliografía y Webgrafía
Bona, C. (2016). Escuelas que cambian el mundo. Madrid: Plaza Janés.