TDAH y comienzo de curso: pautas para el éxito familiar
El comienzo del curso escolar es un camino difícil en muchas ocasiones tanto para los niños como para las familias, por la cantidad de cambios que se experimentan de golpe: cambio de horarios, rutinas diferentes, aumento de la exigencia, etc. Por ello, pretendemos dar unas pautas para poder facilitarlo en la medida de lo posible, y que la transición del verano a "la vuelta al cole" sea lo más satisfactoria posible para todos.
En primer lugar es prioritario pensar en las actitudes, hechos o comportamientos del año anterior, tanto en los que queremos mantener como en los que queremos cambiar. A continuación veremos algunos puntos sobre los que suelen presentar más dificultades los niños con TDAH y también sobre los que las familias tienen más dificultades para intervenir.
Empezaremos por lo FUNDAMENTAL, recuperar el hábito del sueño. Si un niño no descansa bien, es casi imposible que esté a pleno rendimiento desde que se levanta hasta que se acuesta. Debemos pensar que a lo largo del día los niños pasan horas en el colegio, luego realizan actividades extraescolares, más estudio en casa, responsabilidades en el hogar, etc. Sinceramente su carga resulta en ocasiones muy pesada, y más aún si no ha descansado lo suficiente. Por ello, es importante que la rutina para ir a la cama se intente establecer desde lo más pequeños posible, para que se acostumbren a ella, ya que conforme van creciendo van exigiendo más tiempo despiertos. Una buena idea puede ser preparar todo el prólogo que antecede al irse a la cama: la ducha, cena en familia, tiempo para charlar, ver la tele, etc. Cada familia debe decidirlo en función de su propio sistema, pero puede ser una buena rutina que, con el tiempo, el niño interiorizará y podrá ejecutar sin dificultades.
Una vez que el niño está descansado, es hora de pasar a la rutina de las MAÑANAS en casa. Esta es una situación ante la que los padres casi siempre presentan dificultades: "No da tiempo de nada, pierde mucho tiempo en desayunar y vestirse, tengo que recordarle todo, etc." Ante estas dificultades, nuestra respuesta es parar, pensar, meditar y organizar. Puede ser que estemos exigiendo muchas cosas al niño por la mañana (hacer la cama, recoger el cuarto, guardar la ropa, asearse, vestirse, desayunar, recoger el desayuno, etc.) Por ello, lo primero es pensar qué es capaz de hacer el niño, y hacer bien en el tiempo que tiene por la mañana. Una vez que lo tengamos meditado, será el momento de planificar: debemos establecer las rutinas diarias (y mantenerlas) para que poco a poco se vayan convirtiendo en hábitos.
Es importante que intentemos planificar la rutina para que el niño tenga éxito, es decir, para que lo que propongamos sea capaz de alcanzarlo, porque de lo contrario, surgirá la frustración tanto en él como en los padres y no será en absoluto algo placentero para comenzar el día. Conforme el niño vaya mejorando, podremos ir incluyendo más rutinas en la mañana, pero debemos asegurarnos antes de que las que había propuestas han sido totalmente interiorizadas.
Aunque de manera diferente, la rutina de la TARDE también puede presentar un quebradero de cabeza para muchas familias. Actividades extraescolares, la merienda, la hora de estudio, etc. Por ello, al igual que por la mañana, es importante una buena planificación. Siempre que sea posible, es recomendable que el tiempo dedicado al estudio sea siempre en el mismo horario, con el fin de crear una rutina y que los niños se acostumbren a ella.
En los casos en los que sea posible, es recomendable comenzar a edades tempranas, a partir de los cinco años más o menos, con un tiempo de dedicación en casa para este fin. Indudablemente, a estas edades comenzaremos con tiempo de lectoescritura, pero con ello iremos implantando el hábito que, con el paso a cursos posteriores, se irá aumentando también la exigencia académica. La hora de la merienda puede establecerse como mejor convenga por horarios; puede ser el paso previo al tiempo de estudio o tomarse como descanso en el mismo. No debemos olvidar, que la planificación del estudio debe ser realizado en función del curso escolar, teniendo en cuenta la preferencia y dificultades de las asignaturas del niño, el tiempo de dedicación a cada una y su nivel de autonomía.
Este último aspecto es muy importante que sea recalcado, puesto que si habituamos al niño a que cuente siempre con nuestro apoyo en el estudio, indudablemente se va a acostumbrar a ello, y conforme vaya creciendo se nos hará más complejo retirar ese apoyo y que él realice el trabajo de manera autónoma.
La planificación del TIEMPO DE OCIO también es algo fundamental, puesto que si no es un aspecto que tenemos en cuenta, con la `locura` del día a día es sencillo que no tengamos tiempo para él. Por ello, debemos planearlo, tanto el tiempo para pasar en familia, con la pareja o tiempo para nosotros mismos. Ver la tele, pasear, charlar, etc. la acción ya dependerá de cada familia, pero no olvidéis que es prioritario tenerlo en cuenta para desconectar de la rutina diaria, descansar y cargar las pilas.
Evidentemente, cada familia presenta dificultades en aspectos diferentes, y ante las dificultades puede acudir a profesionales que les guíen y asesoren en función de cada caso personal. Para ello, acude a tu asociación o profesional más cercano.
Rocío Meca Martínez, Especialista en Pedagogía Terapéutica de Fundación CADAH (2018).