TDAH: El juego como herramienta de aprendizaje
El juego es de las primeras experiencias del niño que consiguen que aprenda y que conozca todo su entorno, en el caso de los niños con TDAH facilita un aprendizaje de una forma distendida, de alta carga motivacional, adaptada a sus necesidades y la mejor forma de que vaya formando su cerebro, creando una realidad que es la que le rodeará el resto de su vida. Por eso el juego se considera la actividad más importante durante toda la infancia.
A partir de los dos años de edad, el niño comienza una nueva etapa de juego utilizando su experiencia anterior para conseguir nuevos aprendizajes más elaborados debido a que la naturaleza de sus juegos cambiará porque está desarrollando su capacidad para pensar el sus nuevos descubrimientos, comienza a comunicarse fluidamente, amplÃa su vocabulario y cuenta con un mejor dominio de su cuerpo (motricidad gruesa y fina), haciendo que busque nuevas experiencias, compañeros de juego para desenvolver su imaginación participando más en el mundo de los adultos.
La etapa escolar significa otro escalón en el progreso de sus juegos, ahora juegan en el colegio y al llegar a casa siguen jugando y poniendo en práctica lo que han vivido y aprendido en el colegio, imitando la realidad, representando por medio del juego simbólico todo lo que han vivido o quieren vivir, permitiéndoles exteriorizar sus emociones: alegrÃas, sentimientos, momentos difÃciles, frustraciones, etc.
El juego por definición es: `Ejercicio recreativo sometido a reglas, y en el cual se gana o se pierde` Esto quiere decir que en los juegos estamos sometidos a una serie de normas. Lo que permite a los niños con TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) acercarse a la realidad de la vida donde deberán seguir una serie de normas generales éticas y morales.
El poder del juego para el aprendizaje, está basado en el aspecto recreativo y divertido de la actividad. Está más que demostrado que los seres humanos conseguimos memorizar y aprender cosas nuevas de una forma mejor cuando conseguimos concentrarnos en la actividad y divertirnos con ella (carga emocional del aprendizaje). Esto ocurre con los juegos, al hacer divertida una actividad, no solo los niños, aprenden mejor, además de poder estar más tiempo prestando atención
Cada vez es más la obsesión de los padres por que el niño se apunte a un gran número de actividades extraescolares para que aprenda más, olvidándose que la actividad fundamental y la única que no podemos eliminar es el juego. Los niños deben ser niños.
Teniendo en cuenta todas las razones explicadas anteriormente, podemos declarar que «el juego es el recurso educativo por excelencia» para la infancia. El niño se siente profundamente atraÃdo y motivado con el juego, cuestión que debemos aprovechar como elemento favorecedor del aprendizaje.
Siguiendo el proceso evolutivo del niño, debemos contribuir a facilitar la madurez y formación de su personalidad a través de distintos juegos funcionales que pueden ir ayudando a que el niño logre su coordinación psicomotriz, su desarrollo y perfeccionamiento sensorial y perceptivo, su ubicación en el espacio y en el tiempo.
El juego es permite desarrollar diferentes capacidades:
FÃsicas: para jugar los niños se mueven, ejercitándose casi sin darse cuenta, con lo cual desarrollan su coordinación psicomotriz y la motricidad gruesa y fina; además de ser saludable para todo su cuerpo, músculos, huesos, pulmones, corazón, etc., por el ejercicio que realizan, además de permitirles dormir bien durante la noche.
Desarrollo sensorial y mental: mediante la discriminación de formas, tamaños, colores, texturas, etc.
Afectivas: al experimentar emociones como sorpresa, expectación o alegrÃa; y también como solución de conflictos emocionales al satisfacer sus necesidades y deseos que en la vida real no podrán darse ayudándolos a enfrentar situaciones cotidianas.
Creatividad e imaginación: el juego las despierta y las desarrolla.
Forma hábitos de cooperación: para poder jugar se necesita de un compañero.
Conciencia corporal: El juego hace que los bebés y niños pequeños aprendan a conocer su cuerpo, los lÃmites de él y su entorno.
Todo ello exige un ambiente propicio, tanto en el desarrollo lúdico en el aula, como dentro del entorno familiar. Este ambiente requiere espacios, tiempos, material (no sólo juguetes, sino otros recursos) y la presencia de algún adulto conocedor de su papel.
Por ello el verano, es una época ideal para propiciar este tipo de aprendizaje más informal, empleando formas más divertidas y lúdicas de adquirir los mismos conocimientos evitando el formato de fichas tradicional, que cuente con mayor flexibilidad horaria y que compagine aprendizajes académicos con otro tipo de aprendizajes más experienciales como escribir cartas a los amigos, identificar elementos de la naturaleza en una excursión, construir un sumergible para la piscina, gestionar el dinero de la paga, acudir a un campus de verano o actividades al aire libre.
Todas estas actividades igualmente enriquecedoras complementadas con un refuerzo de aquellas áreas más deficitarias (cognitivas, sociales, motrices, académicas) harán que la experiencia de verano sea para el niño/a una experiencia gratificante y motivadora de preparación para el nuevo curso al mismo tiempo que descansa de los esfuerzos realizados durante el curso y adquiere conocimientos y sensaciones nuevas y no desatiende el trabajo en sus necesidades académicas y sociales.
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BIBLIOGRAFIA:
http://www.serpadres.es/familia/tiempo-libre/Ideas-para-disfrutar-de-un-verano-en-familia.html
http://www.hacerfamilia.com/educacion/noticia-importancia-juego-desarrollo-nino-20130516073341.html