Educación emocional en el TDAH
Actualmente han cobrado relevancia las teorÃas que hacen notar la importancia de las emociones en el aprendizaje.
Las emociones positivas facilitan la memoria y el aprendizaje. Lo que mejor se aprende y deja huella es aquello que nos gusta, nos interesa, o nos llena.
La emoción y el aprendizaje están muy relacionados: Por una parte, la emoción es un medio importante para promover el aprendizaje y, por otra, las actividades que se realizan en la escuela, sobre todo en la escuela básica, influyen de una manera decisiva en el desarrollo de la afectividad en cada alumno, por eso, los modernos enfoques cognitivos del aprendizaje han considerado a la emoción como uno de los constructos a tomar en cuenta para comprender los procesos de aprendizaje (Villarroel Rosende, 2005).
En el caso del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH)  estos niños experimentan emociones negativas con respecto al aprendizaje. Sienten rechazo y aversión a los estudios por ser fuente de fracasos académicos, de conflictos familiares por el tema de los estudios, por no cumplir con las exigencias curriculares, por requerir de ayuda y apoyos externos, por la diferenciación frente al grupo, hacen que para ellos la experiencia académica suponga una situación conflictiva. Â
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Resulta difÃcil aprender algo que no nos motive. Esto se aprecia en el TDAH de una forma muy clara. En el caso de estos alumnos, donde su atención y por tanto su capacidad de aprendizaje está ligado de forma directa a la motivación  sobre la tarea. Es habitual escuchar a profesores o padres que se queja de que el niño sólo atiende, se concentra o se esfuerza cuando hace aquello que le gusta y es incapaz de estar atento y concentrado más de 10 minutos cuando tiene que hacer algo que le resulta tedioso. Si como profesores o educadores sabemos esto, solo tenemos que modificar los estilo de enseñanza. Aquellas cosas que les motivan, les resultan atractivas de forma natural o cuadran con sus intereses personales, o donde ellos mismos participan de forma activa en el proceso, son capaces de prestar atención y llegar aniveles increÃbles de concentración y rendimiento.
Si sabemos esto tan sólo con cambiar los canales de información como el visual frente al auditivo (como sustituir la pizarra tradicional por la pizarra digital), es decir, avanzar de la trasmisión oral de conocimientos del docente al alumno pasivo frente a un aprendizaje más experiencial y significativo, donde el alumno tenga un papel más activo, y de esta forma poder maximizar la atención de estos alumnos y potenciar el aprendizaje.
Los docentes y educadores han de generar emociones positivas que faciliten el aprendizaje a través del refuerzo positivo, la comprensión, la identificación de necesidades, y afiance la autoconfianza de los alumnos, el fomento de la sociabilización, integrándoles en el grupo a través, aprovechar las tutorÃas para hacer dinámicas sociales, dinámicas de juego y debate, etc.
La empatÃa es fundamental para educar desde la comprensión. Aunque hay muchas actividades en las que se pueden fomentar las competencias emocionales a través de un proceso continuo (se pueden utilizar diferentes recursos didácticos para suscitar la conciencia emocional como videos, fotografÃas, noticias, canciones, etc.), proponemos una relacionada con la lectura (Citado en Filella, 2010): se dedica un tiempo semanal en el aula a la lectura individual de textos que el alumno ha elegido según su propio interés (con el paso del tiempo se puede orientar hacia textos especÃficos). La lectura ha de ser en silencio y, posteriormente, se han de proponer actividades como resúmenes, dibujos, esquemas,? relacionados con la misma. Una forma sencilla de mejorar la atención, la comprensión, el aprendizaje y de fomentar emociones positivas en el alumnado.
Ayudar a los niños a dominar sus emociones y sus relaciones les hace mejores estudiantes y evita de cara a un futuro que los adolescentes no acumulen experiencias de fracaso académico y malas experiencias en la escuela, que les lleven a no querer continuar con los estudios y estén deseando salirse del sistema educativo, para entrar el mundo laboral, pero si contar con una preparación tanto formativa, como personal.
Por tanto, los programas de educación emocional sistemáticos, afectan al desarrollo integral de los alumnos: disminuyen los problemas de disciplina, están más motivados para el estudio, obtienen mejores resultados académicos, muestran actitudes más positivas y mejoran sus relaciones y esto resulta especialmente importante en el alunado con TDAH.
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Sara Ortega Tapia
Neuropsicóloga de Fundación CADAH
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BIBLIOGRAFÃA
Mora Teruel, F. La Neuroeducación: solo se puede aprender aquello que se ama. alianza editorial, S.A.
Arroyo, C. (2013). Ayuda al estudiante.
Villarroel Rosende, G. (2005). Emoción y aprendizaje: un estudio en estudiantes de Educación Básica Rural. Revista Digital eRural, Educación, cultura y desarrollo rural, 2, (4)