La importancia de la Autoexpresión Emocional en los afectados del TDAH
- El valor del lenguaje silencioso de las emociones:
Si un niño tiene dificultades en el lenguaje, las personas asumen que no es muy brillante o que está poco educado, pero si tiene dificultades en lo que respecta a las reglas no verbales de la interacción, se les suele considerar - especialmente sus compañeros- como "niños raros", niños a los que hay que evitar. Estos son los niños que no saben jugar, que incomodan a los demás, que están en suma, "fuera de juego". Son niños que no han llegado a dominar el lenguaje silencioso de las emociones y que inconscientemente emiten mensajes que causan incomodidad.
- ¿Por qué es importante en los afectados del TDAH entrenar la autoexpresión emocional?
Según la neuropsicología, el TDAH es una alteración del funcionamiento ejecutivo, es decir, de las funciones superiores que integran las diferentes áreas cognitivas. El trastorno afecta a las áreas del lóbulo prefontral que son las encargadas del funcionamiento ejecutivo y la autorregulación de la conducta y las emociones. Es por ello que los afectados por el TDAH muestren más dificultades para adquirir las competencias socio-emocionales. Teniendo en cuenta que el funcionamiento de la amígdala y su interrelación con el neocórtex constituye el núcleo mismo de la Inteligencia Emocional, y considerando que la Inteligencia con entrenamiento mejora, en los afectados por el TDAH el entrenamiento en habilidades de la Inteligencia Socio Emocional se les hace imprescindible.
Así pues, como dijo Nowicky (2002), psicólogo de la Universidad Emory que se ha dedicado al estudio de las habilidades no verbales de los niños:
Los niños que no pueden expresar sus emociones o leer adecuadamente las de las demás se sienten continuamente frustrados. Estos niños terminan careciendo de toda sensación de control sobre la forma en que les tratan los demás y sobre la forma en que sus acciones afectan a quienes le rodean, una sensación que les hace sentirse incapaces, deprimidos y apáticos.
Pero además de convertirse en individuos socialmente aislados, estos niños también suelen tener problemas académicos. El aula es simultáneamente una situación social y una situación académica, de modo que es muy probable que el niño socialmente incompetente comprenda y responda tan inadecuadamente a un maestro como a otro niño. Y la ansiedad y confusión resultantes pueden, a su vez, entorpecer la capacidad de aprendizaje. De hecho, " los test de sensibilidad no verbal infantil han demostrado que el rendimiento académico de los niños que no tienen en cuenta los indicadores emocionales es inferior al que sería de esperar en función de su CI" (Goleman, 1995)
- Cómo la Autoexpresión Emocional puede ayudar con el Autocontrol a los afectados con TDAH:
El conocimiento de uno mismo, es decir, la capacidad de reconocer un sentimiento en el mismo momento en que aparece, constituye la piedra angular de la Inteligencia Emocional. La capacidad de seguir momento a momento nuestros sentimientos resulta crucial para la intromisión psicológica y para la comprensión de uno mismo. Por otro lado, la incapacidad de percibir nuestros verdaderos sentimientos nos deja completamente a su merced. Las personas que tienen una mayor certeza de sus emociones suelen dirigir mejor sus vidas, ya que tienen un conocimiento seguro de cuáles son sus sentimientos reales.
Así pues, la capacidad de expresar los propios sentimientos se nos antoja una habilidad social fundamental a trabajar con los afectados por el TDAH, puesto que si adquieren habilidad en esta área, tendrán más probabilidades de controlar su conducta de manera consciente y autónoma.
En palabras de Mayer (1997), Psicólogo de la Universidad of New Hampshire que, junto a Salovey (1997), de Yale, ha formulado la teoría de la Inteligencia Emocional, ser consciente de uno mismo significa "ser consciente de nuestros estados de ánimo y de los pensamientos que tenemos acerca de esos estados de ánimo". Ser consciente de uno mismo, en suma, es estar atento a los estados internos sin reaccionar ante ellos y sin juzgarlos. Pero Mayer también descubrió que esta sensibilidad puede no ser tan ecuánime, como ocurre, por ejemplo, en el caso de los típicos pensamientos en los que uno, dándose cuenta de sus propias emociones, dice "no debería sentir esto", "estoy pensando en cosas positivas para animarme" o, en el caso de una conciencia más restringida de uno mismo, el pensamiento fugaz de que "no debería pensar en estas cosas".
Aunque hay una diferencia lógica entre ser consciente de los sentimientos e intentar transformarlos, Mayer ha descubierto que, para todo propósito práctico, ambas cuestiones van de la mano y que tomar conciencia de un estado de ánimo negativo conlleva también el intento de desembarazarnos de él.
En cualquier caso, la comprensión que acompaña a la conciencia de uno mismo tiene un poderoso efecto sobre los sentimientos negativos intensos y no solo nos brinda la posibilidad de no quedar sometidos a sus influjos sino que también nos proporciona la oportunidad de librarnos de ellos, de conseguir, en suma, un mayor grado de libertad.
Como señala Freud, gran parte de nuestra vida emocional es inconsciente, y nuestros sentimientos no siempre logran cruzar el umbral de la conciencia. Pero aunque no tengamos la menor idea de ellos, el hecho es que las emociones que bullen bajo el umbral de la conciencia pueden tener un poderoso impacto en nuestra forma de percibir y de reaccionar. Tomemos por ejemplo el caso de alguien que haya tenido un encuentro desagradable y que luego permanezca irritable durante muchas horas, sintiéndose insultado por el menor motivo y respondiendo mal a la menor insinuación. El sujeto puede ser completamente inconsciente de su susceptibilidad y sorprenderse mucho si alguien le llama la atención a este respecto, aunque no cabe la menor duda de que las emociones están bullendo en su interior y son las que dictan sus ariscas respuestas. Pero una vez que el sujeto toma conciencia de este hecho -una vez que su córtex lo registra-, puede evaluar las cosas de un modo nuevo, decidir dejar a un lado los sentimientos que experimentó aquel día y transformar así su visión y su estado de ánimo. Así es como la conciencia emocional de uno mismo conduce al siguiente elemento constitutivo esencial de la Inteligencia Emocional: la capacidad de desembarazarse de los estados de ánimos negativos.
"La razón carente de sentimientos es ciega"
Daniel Goleman.
Patricia Fernández Briz, Psicopedagoga.
Bibliografía:
Goleman, D. (1995). Inteligencia emocional, Kairós, Barcelona, 1996.
María del Mar Aller García (Psicóloga Clínica del centro CEPSICAP de León) III Jornadas ALENHI "Funcionamiento Ejecutivo y Autorregulación de las Emociones en el TDAH".
Mayer, J. D. & SALOVEY, P. (1997). `¿What is emotional intelligence?
McClure, EB, y Nowicki, S. Jr. (2002). Las asociaciones entre la ansiedad social y la habilidad de procesamiento no verbal en los niños preadolescentes y niñas. Diario de Comportamiento no verbal, 25 , 3-19.
Salovey, P., y Sluyter, D. J. (1997). Emotional Development and Emotional Intelligence. Educational Implications. Nueva York: Basic Books.