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Información sobre el TDA - TDAH o Déficit de Atención con/sin hiperactividad en la Fundación CADAH
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Conocer y manejar la ausencia de autocontrol en el TDAH

Cuando hablamos de autocontrol, nos referimos a la capacidad de las personas para gestionar de una manera adecuada el propio comportamiento. Este factor influye en todos los ámbitos de desarrollo de los niños, y donde la ausencia de autodisciplina y organización ha podido llevar a considerarlos como niños malcriados, poco responsables, vagos, etc.

Si tenemos en cuenta que en niños y adolescentes con TDAH podemos encontrar ausencia en el control de impulsos, movimiento excesivo, atención dispersa, etc. todo esto puede desencadenar problemas de autocontrol sobre sí mismo y sobre las actividades que lleva a cabo. Investigaciones sobre el TDAH manifiestan la existencia de un retraso en el desarrollo del control de impulsos, resumiendo muchas de sus dificultades en un problema de inhibición.

¿Cómo se manifiesta la ausencia de autocontrol?

  • Falta de conciencia sobre lo que les ocurre, por lo que difícilmente podrán ejercer control sobre ellos mismos.
  • Atención lábil y dispersa, que dificulta poder controlar las situaciones.
  • Al tener dificultades para ajustar su comportamiento a diferentes ambientes, no cumplen las normas establecidas.
  • Presentan dificultades en aspectos autónomos: levantarse a la hora adecuada, vestirse solos, recordar lavarse los dientes, etc.
  • Dificultades a la hora de seguir instrucciones un órdenes, sobre todo si son complejas o largas.
  • No aprenden por ensayo y error.
  • Presentan conductas inapropiadas en muchos espacios diferentes.
  • No tiene habilidades respecto a la resolución de problemas.
  • No saben controlar y reconocer sus propias emociones y actuar en consecuencia.
  • Carecen de lenguaje interno para autodirigirse.
                          TDAH AUSENCIA AUTOCONTROL

¿Qué consecuencias encontramos ante estas dificultades?

  • Como hemos dicho, por lo general son tachados por sus mayores de irresponsables, maleducados, inmaduros, etc. conllevando las correspondientes dificultades que ello acarrea.
  • Al intentar mejorar y no conseguirlo, fracasan, y ese sentimiento de incapacidad se va apoderando de ellos y de sus capacidades reales.
  • A nivel emocional también les influye su incapacidad para autogestionarse y autocontrolarse, por lo que en determinados casos, en edades más avanzadas, se habla de comorbilidad con depresión o ansiedad.
  • Pueden tener rechazo social debido a sus comportamientos.
  • Tutores y padres sienten frustración ante las situaciones de estar constantemente supervisando al niño.
  • Se puede generar tensión familiar.
  • Pueden aparecer conflictos con hermanos o compañeros escolares.
¿Qué podemos hacer para aumentar el autocontrol?

  • Dividir las tareas: como hemos indicados, en tareas o instrucciones largas no obtienen éxito, por lo que es conveniente dividir las tareas en pequeños pasos, uno a uno, de forma que el niño puede ir realizando cada uno de ellos de manera aislada, siendo después recompensado (¡Muy bien!) y proporcionarle el siguiente paso, y así sucesivamente. De esta manera influimos sobre su competencia personal, haciéndole consciente de sus posibilidades y capacidades, sobre su autoestima, haciéndole ver que es capaz de tener éxito y recompensarlo por ellos, y también de asegurarnos de que va llevando a cabo cada tarea poco a poco, de forma que no va a olvidar ninguna instrucción y ahorrando tener que estar recordándoles los pasos continuamente.
  • Mejorar la forma de dar órdenes: al dar las instrucciones, debemos intentar que estas sean cortas, claras y concisas, especificando únicamente lo que queremos conseguir del niño y sin dar rodeos. De esta forma mandamos un mensaje claro y comprensible.
  • Aumentar su motivación: propiciar situaciones de éxito, para que comiencen con mayor motivación hacia os objetivos propuestos. Si hemos marcados unas pautas y objetivos a conseguir, comunicarle al niño cuáles serán las recompensas que va a adquirir una vez concluya la tarea. Llevar un autorregistro de la consecución de los objetivos les servirá para poder comprobar cómo van mejorando y reflejará su esfuerzo.
  • Capacidad de reflexión: ya que por lo general estos niños carecen de lenguaje interno, debemos actuar como modelos para guiar y ordenar su pensamiento, de forma que actuamos como modelos en el uso o formación de ese lenguaje interno de cada uno. Para ello, si le pedimos que piense en voz alta, podemos ir modificando y construyendo su lenguaje interno.
  • Mejorar sus estrategias de resolución de problemas: al carecer, en la mayoría de las ocasiones de habilidades para la resolución de problemas, debemos analizar con ellos diferentes situaciones ante las que podemos ofrecer alternativas diferentes a la llevada a cabo en el caso de que no sea adecuada. Por supuesto que también es importante aportarle información sobre el comportamiento que presenta, esté bien o no, y enseñarle a autoevaluarse, para que e esta forma desarrolle su pensamiento crítico hacia el mismo.

Rocío Meca Martínez.

Especialista en Pedagogía Terapéutica de Fundación CADAH.

Bibliografía.

Bonet. T, Soriano. Y, Solano. C. Aprendiendo con los niños hiperactivo. Thomson (2007)
 
 
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