TDAH y trastornos del procesamiento del habla
El lenguaje es una función superior de nuestro cerebro. Es, por tanto, una adquisición específica de la especie humana, siendo su expresión más habitual el lenguaje oral, aunque éste no es la única forma de manifestarse.
Podemos definir los trastornos del habla como las alteraciones, anomalías, perturbaciones o trastornos del lenguaje dificultan, de manera más o menos persistente, la comunicación lingüística, afectando no solo a aspectos lingüísticos (fonológicos, sintácticos o semánticos, tanto en el nivel de comprensión y decodificación como de expresión o producción-codificación), sino también intelectuales y de la personalidad, interfiriendo en las relaciones y rendimiento escolar, social y familiar de los individuos afectados.
Los trastornos del lenguaje representan un conjunto de problemas que son aún poco comprendidos, poco diagnosticados y suelen inducir a confusión dado que no existe una conceptualización de los mismos aceptada unánimemente.
Además un mismo trastorno puede recibir diferentes nombres y suelen confundirse los problemas del lenguaje con los del habla.
Aunque en cierta medida algunas alteraciones del habla pueden ser normales hasta los cinco años de edad, de un 8 a 10% de los niños pueden presentar alguna alteración en el desarrollo lingüístico normal pudiendo producirse distintos tipos de trastornos del habla y del lenguaje, entre los que se encuentran la disfemia (tartamudez), la taquifemia y la dislalia.
También cabe destacar que en los entornos escolares, debido quizás a un desconocimiento en profundidad del tema se tiende a atribuir a los niños con estos trastornos etiquetas como: `no se esfuerza en hablar`, `quiere llamar la atención`, `puede hacer más si se esfuerza…`.
La disfemia es un trastorno del habla que afecta a la fluidez oral y al ritmo. La disfemia afecta aproximadamente al 5% de los niños de cinco años y al 2% de las niñas de la misma edad. La tartamudez (espasmogenia) es el principal síntoma de la disfemia (por lo que a menudo se usan como sinónimos); la discontinuidad verbal característica de la disfemia suele acompañarse de miedo a hablar y movimientos involuntarios que la convierten en un trastorno del habla y de la comunicación social.
La taquifemia causa una aceleración del habla; el niño habla de una forma precipitada y excesivamente rápida, omitiendo sonidos y sílabas (`se come las palabras`) y produciendo muchos errores. Se dan casos de taquifemia entre el 1% y el 1,5% de los niños de 7 años.
La dislalia consiste en la producción de errores en la articulación de sonidos que no resultan normales para la fase de desarrollo. Cerca del 7% de los niños de cinco años y del 2% de las niñas de la misma edad padecen una dislalia notoria.
Por otra parte, cuando se da un trastorno del lenguaje, la evolución y comprensión del mismo no se desarrolla de acuerdo con la edad. También algunas enfermedades físicas, especialmente del sistema nervioso, pueden retrasar el desarrollo lingüístico normal o disminuir una capacidad lingüística ya aprendida. Por tanto, los trastornos del lenguaje pueden también formar parte de un cuadro clínico complejo y poco frecuente.
Para hablar correctamente es necesaria la coordinación de áreas motoras y sensoriales del cerebro, vinculadas con el aparato fonador, la voz y con el lenguaje. Los trastornos del habla pueden ser secundarios a problemas relacionados con la articulación de los sonidos o con la alteración en la fluidez verbal. Entre los primeros están las dislalias (alteraciones en la articulación de los sonidos), el retardo del habla o las disartrias (trastornos en la pronunciación); entre los segundos se encuentra la disfemia o trastorno en la fluidez verbal y el ritmo.
Los niños con TDAH tienen con más frecuencia trastornos en el procesamiento del habla -entendiendo este término en un sentido general que comprendería todas las habilidades implicadas en percibir y producir el habla, tanto cognitivas como periféricas. Estas dificultades en el procesamiento del habla pueden tener un grado de severidad variable: desde ligeros problemas de articulación hasta un habla ininteligible. Es frecuente observar niños con TDAH que mantienen procesos de simplificación de habla hasta edades muy avanzadas -ocho o nueve años- que se solucionan antes de los cinco años en el desarrollo normal.
Otro aspecto en el que se ha señalado cierta inmadurez en los niños con TDAH es en el desarrollo de las habilidades metafonológicas -habilidades que implican el manejo consciente de los segmentos sonoros que integran las palabras. Es necesario distinguir con claridad entre habilidades fonológicas y habilidades metafonológicas. Las habilidades fonológicas suponen el uso eficaz del sistema fonológico de una lengua -entender y que nos entiendan cuando hablamos- mientras que las habilidades metafonológicas implican reflexionar conscientemente sobre dicho sistema. Por esta razón podemos encontrar niños que aunque hablan correctamente -sin problemas en la percepción y producción del habla- tienen dificultades metafonológicas (Ygual, 2012).
Por tanto, en cuanto al rendimiento en tareas metafonológicas, podríamos distinguir dos grupos de niños con TDAH: aquellos que tienen dificultades metafonológicas per se y aquellos que, teniendo suficientes habilidades metafonológicas, tienen un rendimiento muy pobre en este tipo de tareas por las características cognitivas del TDAH. Muchos de los primeros han tenido problemas en la adquisición del lenguaje y a esto suman las dificultades propias del TDAH. El segundo grupo también tiene un riesgo de dificultades en el aprendizaje del lenguaje escrito, ya que igualmente pueden fallar en las tareas de análisis y síntesis fonológica que implican los procesos de escritura y lectura (Ygual, 2012).
Tener buenas habilidades metafonológicas es un prerrequisito fundamental para realizar un aprendizaje correcto de la lectura y de la escritura. Por consiguiente, no tener buenas habilidades metafonológicas supone un riesgo de dificultades de aprendizaje en este dominio.
En resumen, cuando se evalúan en niños con TDAH el campo del lenguaje y sus formas, es necesario observar cuidadosamente su ejecución con el fin de poder determinar mejor cuáles son los posibles factores implicados en su pobre rendimiento, ya que esto podría tener implicaciones clínicas motivando líneas de intervención distintas (Ygual, 2012).
Bibliografia:
Ygual, A. (2012) El procesamiento de habla en niños con trastorno por déficit de atención con hiperactividad: INTERVENCIÓN. Universitat de València. Estudi General. Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación. Trabajo presentado en la XIII Curso Internacional de Actualización en Neuropediatría y Neuropsicología Infantil, 2012 (Valencia).
`Trastornos del habla: dislalia, disfemia y taquifemia` http://www.onmeda.es/