TDAH y Trastorno del Desarrollo Intelectual
El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es uno de los trastornos del neurodesarrollo más prevalentes en la población infantojuvenil. Este trastorno del neurodesarrollo puede asociarse a otras dificultades y/o trastornos comorbidos (esto es, trastornos asociados al diagnóstico principal) que, a su vez, pueden agravar el aprendizaje.
Esta coincidencia de varios trastornos en el tiempo es muy frecuente en los problemas del neurodesarrollo. La comorbilidad de problemas neuropsicológicos pueden encontrase grosso modo en la mitad de casos de TDAH.
Diferentes trastornos del neurodesarrollo, trastornos de la conducta, ansiedad o ánimo, numerosos factores ambientales y otras enfermedades médicas se han propuesto como causas que podrían mimetizar un TDAH, pero del mismo modo, también pueden ser comórbidas, y no "simular" un TDAH, sino estar ambos presentes (por ejemplo: TDAH y baja autoestima).
Capítulo aparte merece la comorbilidad con el trastorno del desarrollo intelectual o el trastorno del espectro autista (TEA) DSM 5. Numerosos estudios y recientes versiones de las clasificaciones internacionales (DSM 5) han detallado estos diagnósticos como excluyentes para un diagnóstico de TDAH. Sin embargo, las últimas revisiones de estas clasificaciones admiten la presencia comórbida de diversidad funcional o TEA en el TDAH.
Una reciente revisión de 5.028 pacientes con TDAH1, entre 61.779 niños y adolescentes, mostró una frecuencia de TEA del 4,2% (siete veces superior a lo observado en el resto). La presencia de TDAH en la población con diversidad funcional es igualmente más elevada que la observada en otros grupos; numerosos estudios han establecido la prevalencia de TDAH en el 8-16% de pacientes con diversidad funcionall.
El diagnóstico diferencial es el procedimiento por el cual el facultativo clínico identifica un determinado trastorno o síndrome mediante la exclusión de otras posibles causas que se podrían presentar por un cuadro clínico idéntico o semejante.
Centrándonos en el trastorno del desarrollo intelectual, el diagnóstico, tratamiento y el seguimiento en un paciente con TDAH con comorbilidades como el trastorno del desarrollo intelectual debe ser individualizado, ya que pueden mimetizarse síntomas presentes o nucleares del TDAH que dificulten la correcta identificación del trastorno.
Para que se determine si un niño o niña tiene este tipo de diversidad funcional asociada al TDAH tienen que descartarse varias causas. Sus retos de aprendizaje no pueden ser causados por una capacidad cognitiva baja que justifican la presencia dificultades atenciones, así como confundir las características de la hiperactividad y la impulsividad nucleares al TDAH. También deben descartarse dificultades de audición o visión, así como la falta de oportunidades educativas.
Por lo tanto: la valoración clínica resulta esencial, y la evaluación cognitiva (neuropsicológica) puede ayudar a distinguir entre fenotipos2, fenocopias3 y `pseudo-TDAH` o, al menos, establecer hipótesis diagnósticas alternativas.
Por todo ello, la mayoría de las guías internacionales, para establecer un diagnóstico diferencial, recomiendan una evaluación neuropsicológica, que es necesaria, ante la sospecha de trastornos del neurodesarrollo asociados o "imitadores" de TDAH.
*1 https://www.neurologia.com/articulo/2017532
*2 Todas las características observables de una persona y que resultan de la interacción de la herencia con el ambiente.
*3 Alguien que presenta las mismas características físicas de un trastorno genético, pero sin causa genética y que por tanto no se transmite a la descendencia.
Andrea Gómez (2019).
Psicóloga clínica de Fundación CADAH.