TDAH y Actividad Fisica: Orientaciones a monitores y entrenadores
Al revisar la literatura científica sobre la influencia del ejercicio físico en niños diagnosticados con Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) varios autores recomiendan explícitamente que se aumente la tasa de actividad física en los niños con TDAH.
Esto es debido a que existe evidencia, aunque limitada, para pensar que el ejercicio tiene un impacto positivo en el comportamiento y en la función neurocognitiva de los niños con TDAH.
El TDAH genera en los padres una preocupación creciente por la salud mental y física de sus hijos. Según Rief (2005), estos sufren rechazo por el tratamiento farmacológico ya que temen efectos a largo plazo. Para Mühlbacher (2009), padres e hijos llegan a la conclusión de que lo importante es crear un clima favorable de amistad y de aficiones para conseguir un estado de ánimo equilibrado a través de la actividad física.
Acorde con este autor, las clases de Educación Física parecen ser un lugar propicio, donde todos los alumnos participan en actividades placenteras, divertidas, organizadas y supervisadas por un docente preocupado en educar a través de un ambiente agradable.
No obstante, las horas dedicadas en el Currículo Escolar a la Educación Física se antojan escasas para obtener mejoras sustanciales en los aspectos inicialmente mencionados, como son el comportamiento y la función neurocognitiva de estos niños.
Es por ello, que para completar este `déficit horario` se suele recurrir a actividades extraescolares deportivas.
Estas ayudan a:
• Al desarrollo físico, a liberar la energía extra a la vez que sirve para estimular el cerebro, a la percepción espacial, la coordinación motora, la agilidad y el equilibrio.
• Aprender a asumir responsabilidades, a asimilar las normas, a aceptar las frustraciones, y a respetar a los demás. Le enseña habilidades sociales y autodisciplina.
• Desarrollar la paciencia y el autocontrol.
• Etc.
Ante estos beneficios, que no son pocos, a los padres les surge la siguiente: `¿Estará el monit@r/entrenad@r preparado para trabajar con mi hij@?`
Al igual que los padres y los docentes, los entrenadores y monitores deben comenzar comprendiendo cuales son las características claves del trastorno, ya que esto les permitirá entender las conductas del niñ@.
A partir de aquí y para sentar las bases del resto de trabajo con los niñ@s, sea cual sea el deporte u actividad física que se realice, deben saber cómo implantar los límites y normas.
Cómo deben ser las normas
- Claras y estables: Es mejor que estas se aplique siempre en el mismo momento del día. Por ejemplo, el niño tiene que saber que tiene que respetar su turno a la hora de participar en las carreras de calentamiento, esto tendrá que cumplirse y si no llevará sus consecuencias, sin estar éstas influidas por el estado de ánimo del monitor.
- Realistas: Las normas han de ser realistas. Es más importante ponerse pequeñas metas e irlas cumpliendo poco a poco, que no una muy alta y cumplir sólo la mitad.
Tener presente que las normas deben ser independientes las unas de las otras. Si por preparar el material le hemos premiado con ser el primero en escoger balón, pero por el camino infringe otra norma, le dejaremos escoger balón de igual manera, aplicándole otra consecuencia por la rotura de la otra norma.
- Pocas y de una en una: Las normas tienen que ponerse de una en una. De esta forma ellos se van a enterar mejor y, además, será más sencillo reconocérselo. Por ejemplo, si le pides que recoja el material y lo hace, puedes reforzarle por ello. Pero si se le pides que recoja el material, apague las luces, meta los petos en la bolsa, y cierre la puerta del vestuario y hace todo menos cerrar la puerta; no podrás reforzarle con lo que le habías prometido porque no ha hecho todo lo que tenía que hacer.
- Ser explicadas en lenguaje sencillo para el niño: Hay que intentar darles más razones sobre porque tienen que hacer las cosas. No solamente hay que decirles que es por su bien, a ellos esto no les sirve.
- Deben tener consecuencias inmediatas: Se dice que los niños con TDA-H no aprenden de las consecuencias. Esto no es así exactamente, el problema está en que no recuperan la información del pasado en el momento en el que la necesitan (para poder dejar de hacer algo que me ha traído problemas, sólo podré frenarme si mi cerebro me avisa de lo que puede ocurrir si lo hago, si no volveré a cometer el mismo error otra vez). Las consecuencias más efectivas son las que son inevitables y ocurren inmediatamente a la ejecución de la conducta. Por tanto, es mejor prometerles una recompensa positiva si realizan correctamente un ejercicio que no una gran recompensa si cumple durante toda la duración de la actividad. Las consecuencias negativas serán más efectivas, además, si existe una cantidad de refuerzo suficiente, es decir, si se valora y tiene una autoestima adecuada. Es importante avisar de las consecuencias o mostrarlas por escrito para compensar la dificultad con la memoria de trabajo, aplicar siempre las mismas consecuencias ante las mismas conductas y probablemente durante mucho tiempo para conseguir que esa conducta mejore. Con los adolescentes es importante negociar y llegar a acuerdos en las normas y consecuencias, hacerlo así pone en mejor disposición a los chicos para cumplirlas. Tanto el cumplimiento de la norma como las consecuencias deben estar bajo nuestro control (no se puede poner la norma y que el monitor/entrenador no esté presente). La `autoridad` debe estar presentes en el momento y lugar donde hay que cumplir la norma.
Bibliografia:
Martínez Martín, Mª.A. "Todo sobre el TDAH. Guía para la vida diaria" Ed. Altaria (2013)
Giménez,M. "Los niños vienen sin manual de instrucciones". Ed. Aguilar(2006)
Carriedo, A. (2014). Beneficios de la Educación Física en alumnos diagnosticados con Trastorno por Déficit de atención con Hiperactividad (TDAH). Journal of Sport and Health Research. 6(1):47-60.