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En la recta final del presente trimestre muchas familias se encuentran ante la disyuntiva sobre la forma correcta de gestionar las próximas vacaciones navideñas.

Por un lado nos encontramos familias cuyos hijos han presentado y presentan muchas dificultades académicas, por lo que su duda principal es: ¿Debe continuar trabajando académicamente todas las vacaciones? ¿Lo dejo descansar?

Pues bien, no existe una única respuesta a este tipo de dudas, puesto que cada alumno es diferente y presenta de igual manera diferentes dificultades académicas.

Si no solo nos centramos en los resultados sino en el esfuerzo y avances que hayan hecho los niños, por ejemplo, en el plano de la autonomía en las tareas, igual es momento de darles un respiro y reforzarlos por ese trabajo bien hecho.

Si por el contrario nos encontramos con un niño cuyo rendimiento académico no ha sido positivo y que su esfuerzo y dedicación han sido mínimos, quizá es recomendable que tenga que dedicar un tiempo diario a ponerse al día en el plano curricular.

Todo, como siempre indicamos, adaptado a la realidad de cada niño y cada familia.

Por otro lado existe la necesidad de continuar con el trabajo enfocado a la dotación de autonomía de los más pequeños.

Si que podemos afirmar que este periodo vacacional puede ser un buen momento para incluir unas mejoras en las rutinas y hábitos de los más pequeños, para realizar actividades nuevas que sirvan de ruptura con el día a día y con la realidad que viven.

Es una época especial para pasar tiempo en familia, para hablar y mejorar la comunicación, para hacer actividades alejados de las NNTT.

Desde nuestra opinión, os recomendamos reducir al mínimo el tiempo dedicado a videoconsolas y sustituirlo por tiempo de manualidades, de cocina en familia, de paseos...

Con este tipo de actividades podemos entrenar la autonomía que comentábamos, por ejemplo en lo relacionado con la comida. Puede ser un momento para que los niños descubran un interés nuevo por la cocina, ayudando a sus padres como `pinches`, descubrir que puede ser algo divertido, donde tiene cabida la imaginación, alejado ese momento de las rutinas del día a día que lo hacen más tedioso que otra cosa.

Muchas familias se quejan de la `adicción` de los más pequeños a móviles, televisión, consolas… Pues bien, no olvidemos que el ejemplo que les demos es fundamental a la hora de forjar los intereses del niño, así como la forma de presentarles las actividades. Imaginemos una situación donde toda la familia está cocinando junta, donde los padres enseñan a los niños a cocinar, a trabajar con las manos, donde se habla y se ríe… ¿Es un buen escenario en contrapunto a uno donde todos estemos pendientes de las tecnologías?

De igual manera pueden elaborarse adornos para casa de manera casera, done la imaginación de los niños les lleven a diseñar y confeccionar adornos que puedan colocar por su hogar. Por un lado potenciaremos actividades en familia, la psicomotricidad, la imaginación… ¿Os parece una buena imagen?

Estos son solo algunas ideas y ejemplos de actividades que no pueden hacerse día a día debido a los horarios y rutinas que todos debemos cumplir, pero que la Navidad nos da la oportunidad de llevarlas a cabo y disfrutar de cada momento.

Alejémonos un momento de la presión académica y disfrutemos de momentos en familia que, sin duda, ayudarán a mejorar la dinámica familiar.

Rocío Meca Martínez.

Especialista en pedagogía terapéutica de Fundación CADAH.