Destacado

Las dificultades que un niño con TDAH pueda presentar puede afectar al contexto familiar, creando desequilibrios en el ambiente y en las relaciones intrafamiliares.

En ocasiones, la presencia de conductas disruptiva es percibida por sus progenitores como una conducta `aversiva e intrusiva` provocando en ellos reacciones negativas -entendiendo la conducta disruptiva como una conducta que dificulta el proceso de aprendizaje-.

Resulta una tarea difícil redirigir a un niño que infatigablemente está activo, que sus reacciones son impulsivas, que presenta inatención y que además muestre una baja tolerancia a la frustración. En un principio, la familia vive el comportamiento de su hijo como manifestaciones de desobediencia e irresponsabilidad, sin llegar a considerarlo consecuencia de su TDAH. Percibir este comportamiento como tal, añadido al sentimiento de imposibilidad para redirigir la conducta de su hijo, provoca sentimiento de frustración en la familia. En muchas ocasiones, esta situación no hace más que acrecentar el uso de castigos e imposiciones por parte de los progenitores a sus hijos, lo que crea un malestar creciente en lo niño. De esta manera, se va formando un círculo vicioso caracterizado por la frustración y la culpabilidad.

Las familias tienen la falsa creencia de que creer que es su responsabilidad evitar cualquier acción negativa que emitan sus hijos, provocando en ellos una baja autoestima y poca motivación al no poder satisfacer este hecho. Por lo tanto, estamos ante un problema de autoestima parental, generado por dos razones principalmente:

- La estigmatización del niño con TDAH como un `niño problema` y no como lo que realmente es, `un niño con dificultades en el aprendizaje`.

-  La creciente evolución de los efectos negativos del TDAH en los niños con los que no se interviene a tiempo.

Esta falta de autoestima se suma a la larga lista de causas por las que la familia de los niños con TDAH cargan con la culpabilidad de que su hijo tenga esta condición.

Según el psiquiatra Wilson Wayne (2011), para lidiar con la batalla de la culpabilidad, el primer paso es informarse acerca del TDAH, comprender el trastorno y la sintomatología que se implanta en estos niños de manera continua, para después poder guiarles a lo largo de su desarrollo. Por otro lado, el psicólogo Rubén O. Scander (2009), sugiere que los padres de estos niños deben evitar la estigmatización hacia sus hijos como niños impulsivos e inatentos, sino ser capaces de reforzar sus puntos fuertes (citado por Del Mar, 2013).

Por lo tanto, y a modo de conclusión, una comprensión exhaustiva del trastorno, además de la dotación de un amplio abanico de estrategias educativas y de crianza a la familia, puede ser una forma de prevenir o evitar ciertos sentimientos de culpabilidad así como de fomentar una adecuada autoestima.

BIBLIOGRAFÍA

Korzeniowsk, C., & Ison, M. S. (2008). Estrategias psicoeducativas para padres y docentes de niños con TDAH. Revista Argentina de Clínica Psicológica, 17(1).
Del Mar, M. (2013). Desinformación y autoestima en padres de niños entre los 5 y 10 años de edad con TDAH.

Andrea Gómez Iglesias (2019).
Psicóloga Clínica de Fundación CADAH.