El juego como facilitador del aprendizaje: Una intervención en el TDAH
El juego como elemento esencial del desarrollo vital
El juego es esencial y universal, se da en todas las culturas y en todas las sociedades.
Es una actividad que se da de forma natural en el inicio del desarrollo vital.
Se trata de una actividad que no es exclusiva de los seres humanos, sino que todos los mamíferos juegan. Las madres enseñan a través del juego actividades y comportamientos básicos de supervivencia como la caza, la interacción con el medio, destrezas y habilidades, etc.
El juego y la actividad lúdica es facilitador de la sinaptogénesis, es decir, facilita el desarrollo de conexiones sinápticas entre las neuronas y la trasmisión de información entre éstas. La formación de sinapsis, a pesar de que se produce a lo largo de toda la vida de una persona, es especialmente importante en las primeras fases del desarrollo madurativo cerebral de un niño, donde gracias a la plasticidad neuronal el efecto sobre los factores de crecimiento neuronal es mayor.
Según Gracia Millá (2012), el juego es una actividad natural de inicio en la primera infancia que se produce por:
La actividad lúdica y el juego también sirven como herramienta del desarrollo emocional. Es un factor favorecedor motivacional y está directamente relacionado con el bienestar físico y emocional de los niños.
El juego favorece el aprendizaje de todas las áreas del desarrollo infantil:
Al ser una actividad placentera, el contacto con los objetos de juego se busca de manera intencionada y permite a los niños el uso de distintas habilidades y destrezas, que exigen esfuerzo, concentración y favorece la expresión de sentimientos y el establecimiento de vínculos emocionales entre los personas involucradas en el juego, ya que tiene un alto componente de simulación e imitación al ser un formato interactivo entre los niños/as y su entorno.
Desarrollo del juego en las etapas infantiles
Para Rodulfo (1996) "no hay ninguna actividad significativa en el desarrollo de la simbolización del niño, ni en la estructuración del niño que no pase por el jugar."
Según la Teoría de Piaget, la relación del niño con el entorno mediante los juguetes, es diferente en cada fase del desarrollo infantil y viene determinada por diferentes factores y por el nivel real de desarrollo y el potencial de aprendizaje en cada etapa:
En el caso de los bebés (0-18 meses) jugar es la interacción con los adultos. El bebé responde a los juegos y estímulos lúdicos que el adulto le presenta y expone (miradas, muecas, sonrisas, objetos, palabras, etc.) Los bebés necesitan del adulto como mediador del juego. El juego en esta etapa es de tipo motor (manipulación de objetos) y su función es la del desarrollo de los sentidos, el control de la coordinación, descubrir cualidades físicas de los objetos, descubrir las posibilidades propias.
A la edad de 2-3 años aparece la capacidad simbólica.
Entre los 3 y 6 años, se desarrolla el lenguaje como herramienta dentro del juego simbólico. Los juegos se basan principalmente en el movimiento y entre sus funciones se encuentra el fomento de la curiosidad, la representación de la realidad del niño (sentimientos, angustias, miedos, deseos, etc.), la realidad como un ensayo.
Entre los 6 y los 8 años, aparece el juego reglado y la socialización. En esta etapa los niños mediante el juego desarrollan la inteligencia lógica, el razonamiento, la cooperación, la motricidad fina, el autocontrol, la superación a la frustración y el autoestima.
El juego necesita de instrumentos. Estos instrumentos varían en función de las diferentes etapas del desarrollo infanto-juvenil:
Beneficios del juego en los trastornos del neurodesarrollo y TDAH
Para Winnicott, "lo natural es el juego y es por sí mismo, también una terapia".
Según Vygotsky (1993) "el juego es el triunfo de la Realidad sobre la percepción". En la infancia el juego favorece la conceptualización de la realidad, la simbolización, la capacidad de abstracción, la adquisición de destrezas, habilidades y competencias, la enculturación y la socialización. Por medio del juego se desarrollan competencias artísticas y creativas; y también la motricidad, el lenguaje, la cognición, la regulación afectiva y emocional, las actitudes y valores (Gracia Millá, 2012.)
Debido a la influencia tan directa que tiene el juego sobre el desarrollo cerebral y madurativo es una herramienta esencial en las intervenciones en los trastornos del neurodesarrollo (trastorno por déficit de atención e hiperactividad, trastornos del aprendizaje, trastornos del espectro autista, trastornos perceptivos, trastornos del movimiento y Kinestésicos, etc.)
El juego interviene en estos casos sobre las dificultades tempranas cognitivas, el funcionamiento cognitivo global y los factores de riesgo de neurodesarrollo.
Según la Teoría de la Zona Proximal de Desarrollo (ZPD) de Vygotsky, la zona proximal es la distancia entre el nivel real de desarrollo y el nivel de desarrollo posible. Para este autor, el juego es una excelente zona de desarrollo próximo (Vygotsky, 1993.)
Antes de los seis años, los niños hacen de la Realidad, un juego. Todo se juega antes de esta etapa (maestros y profesores, papás y mamás, médicos, hermanos, familia, etc.) mediante le juego, los niños comprenden y predicen los comportamientos y los matices sociales y emocionales de los demás, mediante la observación de las personas que les rodean.
Por este motivo, se vuelve un elemento fundamental en trastornos como el Trastorno por deficit de atención e hiperactividad donde a consecuencia de los déficits cognitivos, de autorregulación emocional, ejecutiva y motora, e incluso de interacción con el medio, tienen dificultades y deficiencias en el comportamiento social adaptativo y funcional. Al recrear jugando las pautas de funcionamiento social de las personas que les rodean, primero a través de la observación y después a través de la imitación de sus conductas con el juego, los niños aprenden a reconocer las emociones faciales, los gestos, la manera de hablar, la forma de dirigirse, el uso del lenguaje adecuado al contexto, el uso de movimientos corporales, la organización jerárquica, las características propias de cada rol. etc., es decir, adquieren y desarrollan la cognición, la comunicación y la interacción social.
El juego reglado, que aparece en torno a los 6-8 años, como se indica anteriormente, es especialmente importante en el caso de los niños/as con TDAH, pues depende también de la capacidad del niño/a de asumir e interiorizarlas reglas. En el caso de los niños con TDAH con déficits en el control de impulsos, dificultad de seguir normas y pautas y responder a la frustración de la pérdida, el juego debe contener reglas básicas de funcionamiento estrictas y claras donde quedé muy presente y se determine qué se puede y qué no se puede hacer en cada momento y las consecuencias de no cumplir las reglas, así como las condiciones previas y posteriores de las acciones.
Un paso previo al deporte reglado, y que tanto niños con TDAH como niños sin él han de pasar, es el pre-deporte. En éste iremos introduciendo a los niños en las dinámicas propias de los deportes de una manera lúdica y paulatina, a través del uso modificado de las reglas de los mismos. El conjunto de reglas que ha de dominar cualquier individuo en un deporte reglado es muy elevado, por lo tanto, no podemos dar el paso del juego libre al deporte sin más, sino que debemos ir introduciendo versiones "relajadas" de las reglas y poco a poco ir concretándolas y aumentándolas hasta alcanzar el conjunto de las mismas.
De esa manera evitaremos que los niños se frustren por no alcanzar un domino total y adquieran una animadversión a determinados deportes o, en casos extremos, a la práctica deportiva en general.
Estos marcos de referencia a la hora de iniciar una actividad lúdica o juego, especialmente si se trata de una actividad social, favorece el clima de ocio pero también trabaja el aprendizaje de estrategias internas subyacentes.
Las intervenciones psicopedagógicas con niños con TDAH se ven beneficiadas cuando introducimos elementos lúdicos y dinámicos, como pizarras digitales, juegos de construcción manual, fichas y láminas de colores, elementos para la psicomotricidad (balones, cuerdas, luces...) lo que favor el incremento del interés y la motivación por la tarea y el aprendizaje y la socialización.
Así, entre los beneficios de la terapia psicopedagógica grupal de juego en el TDAH infantil, se encuentran:
Nuevos tecnologías: nuevos juguetes
En los últimos años se ha producido un cambio muy significativo en las formas de juego. Con el desarrollo de las nuevas tecnologías y el impulso de los juegos interactivos (consolas, videojuegos, ordenadores, teléfonos móviles, Wii, recreativos, juegos 3D, etc.) los juegos han adoptados nuevas formas y nuevos escenarios. El juego ha pasado de ser una acción que trascurre mediante un objeto físico, a una acción virtual donde la recreación de la realidad viene ya presentada y el niño-adolescente tiene sólo que guiar y dirigir los movimientos dentro de ese escenario. Los niños ya no tienen la necesidad de construir sus propias realidades mediante la imitación, recreación o la imaginación, sino que las realidades vienen ya presentadas en diferentes formatos visuales (pantallas, videojuegos, tecnología...). Esto no sólo afecta al desarrollo cognitivo del niño, sino que también afecta a los formatos de interacción social, las vías de comunicación cambian y se reducen destacando el juego individual y la autocompetición.
El desarrollo de estas nuevas vías de juego por tanto, dificulta el desarrollo óptimo de relaciones sociales, la relación del niño con el medio natural, el desarrollo de áreas del lenguaje y la comunicación, el desarrollo de áreas afectivas y cognitivas, potencia le riesgo de adiciones tecnológicas desde niños, e incluso un desarrollo de las vías de procesamiento visual en detrimento de las vías auditivas.
Las consecuencias de estos cambios en los formatos de juegos, especialmente desde edades tempranas, según los expertos, son desconocidas y no se conoce a día de hoy el impacto futuro que puedan tener.
Recomendaciones sobre un juego saludable e intervención mediante el juego
BIBLIOGRAFÍA
Gracia Millá, Mª. (2012) El juego como facilitador del aprendizaje. Curso Internacional de Actualización en Neuropediatría y Neuropsicología Infantil. Valencia.
Vigotsky, L. (1995). Historia del desarrollo de las funciones psíquicas superiores. En Obras Escogidas, T. III, Madrid: Visor.