Baja tolerancia a la frustración en niños con TDAH
La frustración es el sentimiento de tristeza, decepción y desilusión ante la imposibilidad de satisfacer una necesidad o un deseo. Todos a lo largo de nuestras vidas hemos experimentado dicho sentimiento, pero normalmente contamos con herramientas motivacionales y emocionales que nos ayudan a poder gestionarla.
Hasta no hace muchos años se pensaba que, la frustración en los niños no era positiva y por tanto, debía de evitarse. Hoy en día dicha concepción ha cambiado y se sabe que la frustración en niveles bajos es necesaria y en cierta manera resulta positiva para el niño ya que de esta forma, podrán enfrentarse de manera autónoma y satisfactoria, a las diferentes situaciones que se vayan encontrando a lo largo de la vida.
La expresión de la frustración en los niños puede manifestarse de diferentes formas. Por ejemplo, en forma de revelación frente a la autoridad, ya sea el maestro, los padres o sus compañeros de clase cuando sus deseos no son satisfechos. En niños pequeños puede presentarse en forma de rabietas. Otros niños sin embargo, expresan dicha frustración mediante actitudes destructivas como forma de canalización de la misma, golpeando o rompiendo objetos (en casos más extremos pueden llegar a auto agredirse). Por último, algunos niños tienen a expresarlo de una manera mucho más emocional expresando sentimientos de tristeza, desmotivación y ansiedad.
A pesar de que todos los niños deben de aprender a manejar la frustración y no siempre es fácil, los niños que presentan TDAH (Trastorno por déficit de atención e hiperactividad) tienen mayores problemas para su aprendizaje. Una de las razones es que los niños que presentan TDAH tienes dificultades en la inhibición y regulación de sus propias emociones condiciéndoles a desarrollar una gran labilidad emocional y por ende a presentar una baja tolerancia a la frustración. Por otro lado estos niños presentan también problemas en la regulación de la demora de las gratificaciones, necesitando consecuencias inmediatas, sobre todo las positivas.
Por todo ello, el trabajo con estos niños a nivel emocional resulta imprescindible, tanto a nivel de comprensión de sus propias emociones como la adecuada expresión de las mismas, al igual que a postergar de manera gradual la gratificación inmediata. Pero también, deberemos trabajar de cara al desarrollo de un nivel más alto de tolerancia a la frustración con el objetivo de que el niño pueda manejarse y desarrollarse de una manera satisfactoria en las diferentes situaciones que se le presenten en la vida.
¿Cómo puede trabajarse la tolerancia a la frustración desde el hogar?
Lucía Osorio Quintana. Psicopedagoga en Fundación CADAH (2015)
Bibliografía
http://orientapeques.blogspot.com.es/2012/01/orientaciones-para-baja-tolerancia-la.html