AutonomÃa y planificación del ámbito escolar para niños con TDAH
Al intervenir con niños y adolescentes con TDAH, la implicación familiar se hace indispensable, así como la correcta comunicación entre los especialistas que la desarrollan y los padres.
¿El motivo? La continuidad de las intervenciones y la correcta persecución de objetivos adecuados.
Es indudable que el propósito principal de las familias es la mejora global de su hijo, pero en ocasiones y como consecuencia del ritmo de vida que llevamos, se torna muy laborioso estar en contacto con todos los agentes que intervienen con el niño con TDAH, pero es un aspecto que no debemos descuidar.
Uno de los ámbitos en los que más se debe intervenir con un niño con TDAH en edad escolar y que repercutirá en muchos aspectos de su vida es el de la organización y la planificación.
El uso de la agenda: es imprescindible que a partir de 3º de primaria los niños sean capaces de desarrollar la autonomía que precisa usar de manera correcta una agenda.
Dependiendo del niño y de la persona encargada de este entrenamiento se podrá llevar a cabo de una u otra manera pero, por ejemplo, un buen recurso a emplear es que el niño anote de manera semanal todas las asignaturas de cada día, y que en ellas indique las tareas que tiene o en su defecto, que no tiene tarea de esa asignatura.
Poco a poco, y a base de constancia, se convertirá en un hábito adquirido a través de una rutina diaria.
¿Cómo pueden los padres colaborar en este aspecto? Ejerciendo la tarea de la persona encargada del entrenamiento cuando este no esté por ejemplo, revisando diariamente si lo ha realizado, felicitándolo por ello, alentándolo para su correcto uso, llevando a cabo las modificaciones necesarias para que se realice correctamente, etc. En este punto es en el que aparece la necesidad de que exista esa estrecha relación entre la familia y los agentes especialistas que intervienen con e niño con TDAH.
Planificación diaria/semanal: se habla de palabras mayores en este caso, ya que para adquirir las estrategias necesarias para desarrollar correctamente estas habilidades, es necesario que el niño tenga cierta autonomía así como madurez.
En los casos en que sea posible comenzar el entrenamiento, la familia juega un gran papel. En el horario de un niño, salvo las horas que pasa en el centro escolar el resto o la mayoría de ellas, vienen organizadas de manera externa, por los padres.
Actividades extraescolares, tiempo en casa, actividades lúdicas, prácticas deportivas y un sinfín de actividades más con las que cuenta el niño y que en muchos casos desconoce las rutinas que siguen: horarios, días de la semana que debe acudir, etc.
Elaborar un calendario/horario en el que aparezcan las horas y la actividad a realizar en cada una, ayudará por un lado al niño a predecir las actividades que debe desarrollar cada día así como a conocer el tiempo del que dispone, por ejemplo, para poder realizar tareas en casa según su edad o el tiempo que dedica a jugar.
En su elaboración es necesario que participen los padres, que formen parte activa y sirvan de ejemplo para los hijos. Puede ser recomendable elaborar un borrador al principio, uno que podamos testear durante una o dos semanas y realizar los ajustes necesarios antes de convertirlo en el definitivo.
Entonces, podemos emplear diferentes colores para cada tipo de actividad, incluir más tiempo de ocio o dedicado a tareas de casa o del colegio si así lo creemos necesario, etc. En definitiva, hacerlo nuestro y utilizarlo.
Estos son solo varios ejemplos de tareas que podemos entrenar de manera específica para el desarrollo de la organización y la planificación, pero son muchos más. Lo que debemos conocer es el punto de partida que tiene nuestro hijo en este campo y actuar en consecuencia, así como colaborar con los especialistas que trabajan con nuestro hijo para fijar objetivos comunes y perseguir todos la misma evolución.
Rocío Meca Martínez.
Especialista en Pedagogía Terapéutica de Fundación CADAH. (2016).