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Información sobre el TDA - TDAH o Déficit de Atención con/sin hiperactividad en la Fundación CADAH
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TDAH y tics

Los tics son uno de los trastornos asociados al TDAH que aparecen con más frecuencia en la infancia. Se presentan en múltiples formas y son, en general, benignos. Habitualmente son transitorios y desaparecen solos, sin precisar medicación. Sin embargo, en ocasiones, pueden cronificarse y llegar a interferir en la actividad habitual del niño, repercutiendo en su dinámica familiar y escolar.

                         

Se dan con más frecuencia en los niños de entre 8 y 12 años, y son muy raros en niños menores de 7 años. Por lo general los tics desaparecen después de la adolescencia. Podemos encontrar tics de diversas etiologías:
  • No neurofisiológica. se generan a partir de movimientos que en un principio se repetían de forma voluntaria.
  • Neurofisiológica: síndrome de Tourette.
Los tics son variados, se dividen en motores y vocales o fónicos. Entre Los motores predominan en cabeza, cuello y hombros, pero pueden afectar a cualquier parte del cuerpo. Los fónicos consisten en sonidos en los que predomina el carraspeo y los sonidos guturales, aunque también pueden ser palabras o frases elaboradas.

En el niñ@, su curso es ondulante, de modo que se alternan fases buenas y malas, de unos 3-4 meses de duración. Las mayores consecuencias de los tics no son físicas, sino más bien sociales motivadas por la repercusión que tienen en el hecho de cómo los viven tanto el sujeto como su entorno.

En el 75% de los casos los tics se inician entre los 4 y 10 años de edad. Es raro el inicio antes de los 2 años o después de los 18 años. En estas situaciones debe sospecharse si no se trata de movimientos anormales similares a tics o si son tics secundarios. El cuadro puede iniciarse con cualquiera de entre la variedad de tics, aunque el más frecuente ese el cierre de los párpados.

El origen aún no es bien conocido. Hace años se pensaba que la causa era exclusivamente psicológica, pero en la actualidad hay evidencias suficientes para pensar en un factor genético en el origen de los tics, especialmente los crónicos. Estas alteraciones genéticas podrían alterar el funcionamiento normal de los neurotransmisores (sustancias químicas que transmiten los estímulos entre las neuronas), provocando así la aparición del tic. No obstante, aún no se ha podido identificar ningún gen concreto, y los estudios realizados en familias con varios miembros afectados sugieren la intervención de diversos genes (herencia poligénica), así como una influencia decisiva de los factores ambientales en la aparición y mantenimiento de los tics.

Estos factores ambientales son también evidentes a través de la observación de los tics: se incrementan con el estrés y disminuyen con el reposo. Además, los niños mayores suelen describir una situación de disconfort inespecífica que se alivia al realizar el tic, es decir, sienten la "necesidad" de hacerlo.

Este fallo en las funciones inhibitorias posiblemente sea el vínculo común con los trastornos tan frecuentemente asociados a los tics, tales como el TDAH o el TOC (Trastorno obsesivo-compulsivo).

En primer lugar, hay que diferenciar los tics de otros trastornos del movimiento que pueden ser parecidos, por lo que deberá ser el especialista el que confirme el diagnóstico, sobre todo en los tics de larga evolución.

Sólo un pequeño porcentaje de los tics está causado por lesiones cerebrales o enfermedades neurológicas, pero estos pacientes presentan unos síntomas asociados bastante evidentes, que ayudan al neurólogo a realizar el diagnóstico. Pueden aparecer tras un traumatismo craneal, como efectos secundarios de algunos fármacos, tras ciertas enfermedades infecciosas o en algunos casos de discapacidad intelectual, autismo, etc.

Finalmente, hay que considerar que, en ocasiones, los tics crónicos pueden estar asociados a otros procesos, tales como comportamientos obsesivos, ansiedad, depresión, déficit de atención con hiperactividad, trastornos del sueño y dificultades de aprendizaje. Esta patología asociada deberá ser correctamente evaluada y tratada por el neurólogo o el psiquiatra infantil, con el apoyo psicológico y pedagógico necesarios.

Los tics pasajeros de la niñez no se tratan. El hecho de llamar la atención del niño sobre un tic puede empeorarlo o hacer que continúe. Un medio ambiente sin estrés puede hacer que los tics ocurran con menos frecuencia y ayudarlos a desaparecer más rápidamente. Los programas de reducción del estrés también pueden servir.

Como hemos visto, un número significativo de niñ@s con TDAH presentan tics, motivo por el cual, parece necesario y oportuno dar una serie de recomendaciones breves de cómo afrontarlos.

En primer lugar, sería aconsejable comprender que según el conocimiento vigente, los tics son una afección de naturaleza orgánica, que no se deben a dificultades neuróticas, ni a deficiencias educativas de crianza ni a otras tantas explicaciones ambientalistas de creencias pasadas.

El niñ@ que sufre tics, puede, sin embargo, ejercer cierto control sobre ellos con el fin de disminuirlos por tiempos breves, aunque esto habitualmente le causa gran tensión. Por otro lado, las situaciones de exposición y de ansiedad en general pueden incrementarlos e incluso dispararlos.

Existen diversos fármacos para tratar los tics, pero no siempre es necesario utilizarlos. El tratamiento de un niño con tics ha de ser individualizado, y se ha de reservar para los casos en que el tic trastorne, por su forma o intensidad, la actividad diaria del paciente. Además, deberán ser limitados en el tiempo, y retirarse tan pronto como se observe un control eficaz de los síntomas. Se ha de tener en cuenta que los medicamentos no curan los tics, tan sólo los controlan, y que muchos tics desaparecen espontáneamente tras cierto tiempo de evolución.
Por todo ello, es necesario que detectar cuáles son las situaciones que aumentan la posibilidad de que el niño manifieste tics y cuáles le resultan útiles para moderarlos. 

Teniendo en cuenta todo lo anterior, es necesario exponer a continuación unas `RECOMENDACIONES` con la única finalidad de poder afrontar con cierta garantía el tratamiento de los tics, tanto en el entorno académico como en el familiar:

  • Ignorar los tics en la medida de lo posible. No los observe y no haga comentarios sobre ellos, ya que tal actividad los hará incrementar.

  • Si el niño tiene un `ataque` intenso de tics permitir que se retire a algún sitio tranquilo y con supervisión. Aunque esto, nunca debe interpretarse como un castigo (aislamiento o time out) sino como una oportunidad para relajarse.

  • En las tareas de escritura, lectura y evaluaciones es necesario proveer tiempo extra para afrontar las actividades y/o asegurarle que dispondrá de él si no ha terminado el trabajo como producto de tics tales como: cabeceos, guiños, contorsiones, etc. Una acomodación tan sencilla y simple como esta, ha demostrado su eficacia para mejorar significativamente el rendimiento de estos niños.

  • En algunas ocasiones los niños deben ser evaluados en un espacio aparte.

  • En muchas ocasiones deben ofrecer información a los compañeros de clase del niño con tics de la naturaleza del trastorno. Enfatizando que se trata de movimientos involuntarios y que le ayudarán aceptándolo de manera natural. La comprensión del grupo de compañeros deberá llevar a que sean capaces de `ignorar` los tics y eviten hacer chistes.

  • Si el niñ@ con tics es molestado a causa de ellos, el docente debe tener siempre una intervención activa.

  • En ocasiones, los tics dificultan seriamente que el niñ@ pueda prestar atención durante las explicaciones, por lo tanto, puede ser útil evaluar alternativas: si leer para el niñ@ por sus continuos cabeceos o guiños es difícil, pueden utilizarse reproducciones grabadas que la familia u otro niñ@ graben para él/ella o le lean. Es esencial ser cautos con esta recomendación porque muchos niñ@s con tics quieren ser como los demás y se pueden resentir en situaciones como esta.

  • Cuando los niñ@s presentan tics fónicos deben llegar a un acuerdo con él, si se le ha de pedir que lea en voz alta delante de los compañeros. La actividad, ocasionalmente, puede hacerse a solas aunque por otro lado no deben olvidar el ser creativo en otras formas de lectura grupal (leer en coro) son muy útiles y no interfieren tanto en la conducta del niñ@.

  • En el caso de que los tics le impidan escribir de manera apropiada en las asignaciones prolongadas, en las evaluaciones pueden recurrir a combinar métodos orales y periódicamente, permitir que un compañero tome notas por ejemplo con un papel de calco.

  • Un niñ@ con tics, especialmente cuando se presenta de manera frecuente e intensa, va generando y acumulando rápidamente tensión, por lo tanto será necesario realizar descansos durante las tareas.

  • En las situaciones que demandan o precisan quedarse quietos y callados, estos niñ@s habitualmente se sienten presionados con facilidad e incrementan los tics, como por ejemplo en la biblioteca, en actos públicos, etc., por lo que en la medida de lo posible se le debe permitir eximirse de participar en estas actividades.

  • Prestar atención a los efectos del tratamiento farmacológico y a cómo se distribuye durante el día es de vital importancia, ya que muchos fármacos cuánto mejor neutralizan los mismos, más afectan al comportamiento cognitivo del niño originando que disminuya el nivel de alerta, somnolencia, etc.

  • En muchas ocasiones, algunos niñ@s tienen como tic la tendencia compulsiva a tocar, golpear objetos o tocar personas.

  • Es esencial ser tolerantes siempre porque los tics en ocasiones no responden bien a ningún tratamiento.


BIBLIOGRAFÍA:
- Tics: espectro clínico. R. Calderón. Revista de Neurología 1995; 23(supl 3):355-8
- Neurología Pediátrica (2ª ed). K.F. Swaiman. Mosby/Doyma ed, Madrid 1996
- González Lajas J. J. (2010) "Tics y TDAH ¿Cómo conviene afrontarlos?
 
 
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