Resonancia Magnética y TDAH
En el Hospital de la Vall d`Hebrón se ha desarrollado una investigación que permite hacer un diagnóstico diferencial entre las personas con Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y las que no lo tienen.
En los niños y adultos que padecen este trastorno se constata inmadurez, es decir, retraso madurativo de algunas áreas cerebrales.
Un importante avance de la medicina. Por fin se puede determinar la presencia o no de este trastorno a través de un diagnóstico objetivo. La resonancia magnética permite identificar que hay un retraso madurativo en algunas áreas cerebrales.
Este hallazgo nos pone de relieve lo importante que es alcanzar una buena base del desarrollo neurofuncional.
No podemos olvidar que en la medida que el niño recibe los estímulos (desde que es bebé, incluso ya en el vientre de su madre) se van estableciendo nuevas conexiones neuronales, se activan las diferentes áreas cerebrales, se generan los neurotransmisores… Lo ideal es que este proceso se haga con armonía, con equilibrio, dentro de un camino jerárquico, siguiendo la experiencia milenaria recogida por la especie humana (información genética), miles de años para construir un sistema nervioso maravilloso.
Los estímulos deben ser adecuados al momento evolutivo de la madurez del niño. El exceso de precocidad en la llegada de los estímulos, si estos son demasiado intensos, si se presentan demasiadas activaciones a la vez… se puede iniciar el desorden estructural y funcional.
La neuroplasticidad es la gran aliada del desarrollo, pero en todo momento hay que seguir las leyes de la armonía. Si actuamos de forma equivocada, se establecen unos patrones erróneos y el sistema nervioso no madura como debiera.
Cuando observamos que un niño presenta excesiva inquietud, no centra su atención, parece que no oye, lo toca todo, se mueve mucho durante la noche, no sabe jugar solo… no hay que esperar a ver como evoluciona...
¡¡¡hay que actuar!!! ¡¡¡Cuanto antes mejor!!!
El tratamiento precoz es una gran herramienta que no podemos ignorar. Cuando más pequeño sea el niño, más efectiva será la actuación terapéutica y podremos reconducir el proceso madurativo de su sistema nervioso.
La prevención es muy importante para evitar que se instauren retrasos madurativos.
La relación afectiva es fundamental, la relación amorosa con su entorno es básica.
Un buen ritmo de sueño, con descanso reparador.
Dr. Jordi Catalán Balaguer. Médico Especialista del Instituto Médico del Desarrollo Infantil (2017).