Niños con TDAH y el respeto del espacio personal
Los niños y adolescentes con TDAH (Trastorno por déficit de atención e hiperactividad) a menudo presentan dificultades en el ámbito de las habilidades sociales, por carecer de ellas, del conocimiento para relacionarse de la manera adecuada dependiendo del ámbito en el que se desarrollen: hogar, escuela, amigos, etc.
Se ha encontrado que los niños con TDAH presentan habilidades interpersonales deficientes, en comparación con sus iguales, socialmente más competentes. (Orjales, 1995).
Por ello, estas son un aspecto primordial en la intervención psicopedagógica que debe llevarse a cabo con los afectados por TDAH, para lo cuál proponemos una serie de aspectos concretos para trabajar el respeto del espacio personal.
Recordemos que si hablamos de impulsividad en relación a los niños con TDAH, nos estamos refiriendo a la dificultad que presentan para inhibir ciertos comportamientos o conductas: demorar respuestas, esperar turnos, inhibir comportamientos o comentarios inapropiados, etc.
Cuando hablamos de autocontrol, nos referimos a la capacidad que tienen las personas de gestionar de una manera voluntaria y consciente sus actos, producciones verbales o su comportamiento en general.
Por ello, no es tan infrecuente que compañeros de niños con TDAH a menudo presenten quejas sobre la falta de espacio personal que son capaces de respetar. Debemos tener en cuenta que es muy probable que los niños con TDAH no perciban la incomodidad que producen en otras personas, además de que si a esto unimos las dificultades para leer las señales sociales que indican que `están siendo molestos`, nos encontramos ante una difícil situación.
En otras ocasiones, niños con TDAH muy impulsivos, se dejan llevar por esa impulsividad también a nivel físico, abrazando, tocando en exceso y queriendo mantener un contacto físico continuado con los iguales, por lo que pueden resultar molestos sin pretenderlo en absoluto.
Para hacer consciente al niño de lo que queremos trasmitirle, del respeto del espacio personal de cada uno, podemos comenzar indicándole a él que se acerque poco a poco a nosotros mientras le vamos preguntando cómo de cómodo se siente en cada distancia. No olvidemos que en muchas ocasiones ellos son conscientes de que algo en concreto les molesta pero no son capaces de reconocer que ellos provocan ese mismo sentimiento o sensación en los demás.
También se puede trabajar, a través de role-playing situaciones cotidianas en las que sepamos que el niño puede sobrepasar los límites. Por ejemplo, al celebrar el triunfo de un juego, al saludar a un compañeros, etc.
En este último caso que hemos indicado, a saludar a un compañero, puede que nuestro niño con TDAH desee abrazar a su mejor amigo porque tenía muchas ganas de verlo, pero es posible o probable que el amigo no sea tan efusivo ni tan cariñoso o que simplemente no le apetezca que le abracen de buena mañana. Para ello, podemos representar esa situación, extrapolándola a otra en la que el niño con TDAH no se sienta cómodo para recibir un abrazo pero aun así alguien se lo de.
La mejor forma de que el niño lo sienta, es experimentándolo, y para ello debemos hacer que viva esas sensaciones.
También podemos brindarle claves y estrategias para poder reconocer cuando alguien no se siente cómodo, como por ejemplo si alguien se retira hacia atrás nos está indicando que necesita más espacio.
No olvidemos que el objetivo principal es que el niño con TDAH sea capaz de interactuar de una manera adecuada a nivel social de manera global, no sólo habiendo desarrollado adecuadamente estrategias a nivel social sino también sabiendo relacionarse de una manera positiva.
Rocío Meca Martínez.
Especialista en Pedagogía Terapéutica de Fundación CADAH.
Bibliografía.
Orjales Villar, I. (1995). "Déficit de Atención con Hiperactividad. Manual para padres y educadores". CEPE.
Martínez Martín, Mº.A. y col. Todo sobre el TDAH. Guía para la vida diaria. Editorial Altaria (2013).
Webgrafía.