La importancia del modelado en el TDAH (parte 2)
El Modelado
Los padres suelen ser modelos a lo que el niño imita y admira, por lo que es recomendable dar una imagen adecuada. Los niños aprenden más sobre el que observan en nuestros propios actos que sobre aquellas cosas que les decimos debe hacer.
Ejemplos de autenticidad
Los padres a menudo consideran que para ser un buen modelo, tienen que convertirse en una persona completamente diferente cuando el niño está presente. Sin embargo, es imposible ser dos personas completamente diferentes.
Desde edad temprana los niños pueden percibir esta dualidad. Algunos estudios han encontrado que los niños empiezan a comunicarse mediante la lectura de las expresiones faciales y pueden notar la diferencia entre una sonrisa sincera y una que esconde el dolor. Por esta razón, es importante que los padres sean auténticos en sus interacciones con los hijos, y especialmente si tienen Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
En un esfuerzo por proteger a sus hijos de malestar o tristeza, hay padres que prefieren mantener las conversaciones adultas lejos de los oídos del niño y en privado. Lógicamente que es saludable para a un niño no presenciar cierto tipo de conversaciones que no pueda entender o no sea adecuado para su edad, pero cuando se produce una discusión en el hogar a pesar de no producirse delante del hijo/a, es inevitable que luego el ambiente esté más tenso y el niño ante ese clima de tensión. Además considerando la frustración de los padres de no poder esconder sus sentimientos reales, modelan ante el niño una conducta dual y falsa. Todo esto puede conducir a que el niño desarrolle un mecanismo de autodefensa ante situaciones serias. En estos casos, si no se le da una explicación al hijo el niño puede no entender que está ocurriendo y puede hacer interpretaciones erróneas, lo mejor es decirle al niño que hay una situación especial y explicarle en forma breve y simple, y considerando la edad del niño, que a veces hay situaciones complicadas y no agradables, pero que los adultos van a tratar de solucionar el problema y asegurarle al niño que él va a estar bien.
Ejemplos en la resolución de conflictos
Las discusiones son parte del funcionamiento normal de una familia, pero los padres deben hacer un esfuerzo por intentar solucionar las discrepancias empleando herramientas como la asertividad y la empatía.
Dando lugar a espacios de discusión o diferencia de ideas, donde cada miembro tenga en consideración al otro, hable desde sus propios sentimientos teniendo en cuanta los sentimiento de la otra persona, intenten acercar postura desde la reflexión, eviten la acusación y la culpabilización, planteen los asuntos con perspectivas y controlen las formas y las expresiones verbales y físicas, enseñarán a sus hijos a que existen formas positivas de resolver conflictos interpersonales con los compañeros, los amigos, los familiares, etc.
A veces los niños son testigos de situaciones muy intensas, de peligro o una tragedia. Especialmente en estos casos, es importante hacer frente a lo que está sucediendo y tranquilizar a los niños asegurándoles que todo está bajo control y que finalmente todo pasará. Este tipo de conducta le está enseñando al niño cómo mantener el control durante situaciones difíciles, evitando actuar de forma impulsiva y reflexionar sobre la difícil situación difícil.
A menudo, los niños con TDAH experimentan las emociones de forma más intensa, debido a que presentan dificultades en la autorregulación emocional (Albert et al., 2008), por lo que responden con ira o enfado intenso, ante una situación de perdida, frustración o de conflicto, desilusión o desánimo cuando no alcanzan sus objetivos o cometen un error, o incluso la felicidad extrema cuando se avecina un acontecimiento que les interesa Estas vivencias de emociones extremas provocan respuestas impulsivas y precipitadas y situación de riesgo o problemáticas.
Los niños también prestan atención cómo sus padres actúan cuando están frustrados, enojados o abrumados por la emoción. En resumen, un padre que golpea una puerta con ira inevitablemente tendrá en algún momento también un par de manos pequeñas golpeando una puerta. Por esta razón, es importante reconocer la existencia de situaciones que despiertan emociones negativas cuando es el momento apropiado, en lugar de tratar de esconderlas y plantear la situación de que existe una situación conflictiva o tensa y es el momento de resolverla de forma asertiva.
Otros ejemplos de conducta de otros agentes modeladores
Considerando la influencia del comportamiento de los padres en los niños, es importante que las personas que pasan tiempo con ellos, cuando los padres no están, tengan los valores y normas de conductas que los padres quieren que sus hijos tengan como ejemplo. Esta quizás es una de las condiciones más importantes para los padres cuando van a contratar a un profesional para hacerse cargo del niño en su ausencia. No sólo debe ser un profesional de confianza, además debe exhibir hábitos y valores que están en consonancia con los de la familia, lo cual es de suma importancia. Debemos instruir a las personas con las que dejamos a cargo a nuestros hijos con TDAH, en cómo es el Sistema de Normas y Límites de nuestra casa, cuáles son las conductas que consideramos aceptables y cuáles no, qué organización del espacio y tiempo existe en el hogar y que expectativas deben tener de cara al funcionamiento del mismo, con el fin de no romper con la dinámica de educación y modelado frente a los niños.
Hay que tener en cuenta que un niño nunca deja de buscar a sus padres para obtener ejemplos sobre cómo modelar su propio comportamiento. Esto puede hacer a reflexionar a los padres sobre cómo un observador externo podría percibir su interacción con otras personas.
Modelos generales correctos de actuación de los padres
- Actuar armónica y coordinadamente en la educación de su hijo evitando contradicciones entre ellos, así como desacreditarse o culpabilizarse mutuamente.
- Actuar con responsabilidad y apoyarse, recordando que la educación de un hijo/a con TDAH es una tarea compartida y en ocasiones suficientemente complicada como para estar continuamente valorando quién es el responsable de su educación o las cosas que hace mal el otro miembro de la pareja.
- Hacer que las cosas sean predecibles y establecer momentos y lugares, con horarios determinados donde el niño/a pueda moverse más libremente, e incluso ruidosamente.
- Resolver los desacuerdos que atañen a aspectos relacionados con el hijo/a de forma privada
- Resolver los pequeños desacuerdos de forma abierta en familia de manera asertiva y con una comunicación positiva enseñando y sirviendo de ejemplo positivo a su hijo a resolver los problemas de forma óptima y respetuosa.
- Evitar verbalizar delante del resto de los miembros sentimientos de fracaso, culpa o victimización ante las situaciones desafortunadas. Plantear alternativas ante situaciones difíciles o problemas con expectativas realistas y optimistas.
- Repartir las tareas de casa entre todos los miembros (incluidos los hijos) de forma equitativa y coordinada, dando a cada uno de ellos tareas que puedan realizar, ayudando a construir de manera conjunta en la organización del hogar.
- Disculparse públicamente ante la pareja, los hijos, familiares cuando no se ha hecho lo debido dando ejemplo de cómo se actúa cuando uno comete un fallo ante los demás.
- Asumir públicamente los errores, afrontar las consecuencias y resolver la situación de forma óptima enseñando al hijo/a cómo proceder de manera correcta en estos casos.
- Escuchar a todas las partes antes de tomar decisiones y dejando espacio para el entendimiento y la comprensión de las situaciones personales antes de actuar y de tomar medidas.
- Estructurar la planificación ambiental, anticipándose a situaciones de riesgo para el mal comportamiento, y planteando alternativas de comportamiento positivo.
La influencia de los padres como modelos funciona sobre el aprendizaje de conductas en los hijos, aunque no de forma tan intensa como puede suceder en niños sin TDAH (López Villalobos J.A, y cols., 2008).
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BIBLIOGRAFÍA
Albert, J., López-Martína, S., Fernández-Jaénb, A. y Carretié, L. (2008). Alteraciones emocionales en el trastorno por déficit de atención/hiperactividad: datos existentes y cuestiones abiertas. Revista de Neurología, 47(1), 39-45.
Bandura A. (1983). Principios de modificación de conducta. Salamanca: Ediciones Sígueme.
Crespo, N, Manghi, D., García, C. y Cáceres, P. 82007). Déficit de atención y comprensión de significados no literales: interpretación de actos de habla indirectos y frases hechas. Revista de Neurología; 44(2), 75-80.
López Villalobos J.A, y cols. (2008). Trastorno por déficit de atención con hiperactividad: orientaciones psicoeducativas para los padres. Revista Pediatría de Atención Primaria, 10(39).
http://extension.missouri.edu/explorepdf/hesguide/humanrel/gh6115.pdf