Dieta equilibrada, fundamental en el TDAH (Entrevista al Dr. Ramos Quiroga)
Se ha intentado extrapolar que, al igual que hay dietas que causan alergia, pudiera haber alguna relación entre alimentación y TDAH: "La evidencia científica muestra que no existe una relación estrictamente directa, tal como recoge la guía de práctica clínica del Ministerio de Sanidad", afirma Josep Antoni Ramos. En su opinión, además del hecho de que la dieta pueda o no causar síntomas, la alimentación es capital en los pacientes con esta enfermedad, ya que suelen ser desorganizados, despistados e inatentos, lo que hace que su dinámica de alimentación diaria esté muy alterada: "Olvidan de hacer la comida o se dan atracones; en general, puede decirse que no es una dieta regular ni todo lo sana que debería de ser", advierte.
Los datos epidemiológicos recogen mayor incidencia de bulimia y de trastornos de la conducta alimentaria no especificados, sobre todo en niños y, por otro lado, mayor obesidad en adultos con TDAH. "Quizá se deba a un trasfondo biológico específico, pero aún lo estamos investigando. Lo que sí sabemos es que, al comparar la población con TDAH con la población sin el trastorno, hay más incidencia de obesidad: puede llegar a entre el 15 y el 30 por ciento, unas cifras elevadas", destaca Ramos.
El manejo del niño con déficit de atención e hiperactividad y trastorno alimentario se basa en una dieta sana y en la práctica de ejercicio
En cuanto a población infantil, Vanesa Richarte señala que es habitual que los padres refieran que sus hijos tienen problemas alimentarios, ya que son muy selectivos con la alimentación, y que hasta la edad adulta no empiezan a adquirir los hábitos alimenticios. La suma de paciente infantil con trastorno alimentario y TDAH complica el manejo. "Son niños que tienen habitualmente alteraciones del sueño, con lo que el descanso nocturno no es correcto y, por lo tanto, levantarse por las mañanas sea muy costoso. Eso provoca que los tiempos que dedican a desayunar se ven alterados y se pasa por alto lo que consideramos la base de una buena dieta".
Otro aspecto relevante es que un porcentaje importante de estos niños, además de TDAH, presentan trastorno negativista desafiante: son muy oposicionistas, con una tendencia natural a llevar la contraria, por lo que el hecho de pautar un hábito alimentario específico puede ser más costoso. "Incluso requiere, desde el punto de vista de la salud mental, hacer un buen entrenamiento a los padres para que esas pautas no sean objeto de conflicto y no generen mayor dificultad en el día a día", recalca Ramos.
Los pacientes pediátricos con TDAH suelen tener problemas en la alimentación, y no adquieren los hábitos nutricionales hasta que son adultos
Hasta fechas muy recientes la evidencia científica señalaba que una dieta libre de aditivos o de colorantes podía ser útil en el control de síntomas de TDAH. Sin embargo, un artículo publicado muy recientemente en The Lancet, basado en una dieta muy restrictiva frente a una dieta no restrictiva en niños con TDAH, logró una reducción de casi el 64 por ciento de los síntomas de la enfermedad en el brazo de dieta restrictiva.
"Es un estudio preliminar y no tiene la metodología rigurosa exigida a un ensayo clínico, pero está publicado en una revista científica y, por tanto, ha pasado muchos filtros de edición. Pero es un estudio abierto, no doble ciego, lo que implica un sesgo porque pacientes y padres sabían qué recibían. Aun así, el resultado debe tenerse en cuenta y estudiarse, aunque hoy en día no se puede recomendar de forma generalizada".
Otro aspecto controvertido de ese trabajo es cómo mantener una dieta restrictiva en el tiempo. "Durante cinco semanas puede ser viable, pero limitarte a comer una serie de productos toda una vida es muy difícil. Y no sabemos si además pudiera acarrear déficits nutricionales. Una dificultad añadida es cómo realizar este tipo de ensayos, porque un aditivo es fácil de enmascarar, pero limitar alimentos de la dieta complica el proceso. Además, cada estudio con seguimiento estricto y visitas semanales a los niños implica un efecto placebo".
El manejo del paciente infantil con TDAH y trastorno alimentario se basa, en ausencia de evidencia científica sólida, en una dieta equilibrada y en ejercicio físico. En niñas es más frecuente la bulimia, que comparte con el TDAH la impulsividad. "Los estudios demuestran que el 15-20 por ciento de pacientes con bulimia tienen TDAH. El manejo supone el abordaje de los dos trastornos a la vez con tratamiento cognitivo-conductual, desde el punto de vista psicológico, y la prescripción de medicamentos estimulantes y no estimulantes y cognitivo-conductuales. De hecho, ambos trastornos funcionan como vasos comunicantes: la bulimia tiene un exceso de impulsividad (puede ser debida al TDAH) que, si no se controla, no mejorará la desorganización y la falta de hábitos propia del TDAH; esta desorganización, por su parte, va a limitar el manejo de la bulimia nerviosa".
Las tres patas de un manejo adecuado
Josep Antoni Ramos resalta la importancia tanto del ámbito sanitario (psiquiatras, psicólogos, neurólogos y pediatras) como del ámbito estrictamente familiar y del escolar para el correcto manejo del TDAH. "Esta enfermedad tiene una base neurobiológica y genética muy importante, pero los factores ambientales pueden agravar los síntomas de la enfermedad y, a lo mejor, una pauta de disciplina o de dinámica familiar errónea pueden incrementar los síntomas del TDAH. O, si desde la escuela no hay una buena percepción del trastorno, también pueden aumentar los síntomas. Por eso es importante manejar los tres ámbitos a la vez", recomienda. A pesar de que este trastorno se conoce desde hace más de cien años, en determinados colegios no están preparados para atender a los niños con TDAH. El experto reconoce que en esta época "de dificultades económicas y en la que la educación no parece lo más importante, tenemos un 30 por ciento de fracaso escolar en España, un dato alarmante que significa que estamos comprometiendo el futuro y que tenemos que ser muy cuidadosos en el manejo de trastornos que sabemos que pueden condicionar el fracaso escolar. Si abordáramos desde el punto de vista multidisciplinar el TDAH, que está sin duda infradiagnosticado y mal manejado, y también tratásemos mejor otras alteraciones como la dislexia, probablemente mejoraríamos esas cifras de fracaso escolar".
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