Actividad para el desarrollo emocional en niños con TDAH: Bingo de emociones
Según la neuropsicología, el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) afecta a diferentes áreas del cerebro, encargadas del funcionamiento ejecutivo y la autorregulación de la conducta y las emociones. Por ello los afectados por TDAH muestran más dificultades para adquirir las competencias socio-emocionales necesarias. Teniendo en cuenta, además, que el sistema límbico es el núcleo que rige la aparición de los estados de ánimo, la memoria y la valoración que hacemos de las experiencias de aprendizaje; podemos afirmar que el entrenamiento en habilidades que mejoren la inteligencia socio emocional y que, por lo tanto, reporten experiencias sociales positivas, se hace imprescindible en afectados por TDAH.
La importancia de la educación emocional es indiscutible, ya que puede proporcionar a los chicos los recursos necesarios para una gestión emocional que garantice su bienestar y adaptación social. Ésta se asienta en tres pilares fundamentales que son la identificación y el reconocimiento de las emociones propias y ajenas; la aceptación y comprensión de la emoción y la expresión de la emoción de una manera constructiva.
En la intervención multimodal con los afectados por TDAH no podemos obviar este aspecto tan relevante de su desarrollo. Para ello podemos realizar actividades que trabajen la identificación de las emociones básicas, la autoexpresión emocional y la empatía. En este caso vamos a describiros el juego de mesa `El bingo de las emociones` (Mitlin, 2008, TEA Ediciones) que, por su versatilidad, ofrece múltiples posibilidades de adaptación según nuestros objetivos y/o contexto de trabajo.
Basándose en el formato de un bingo al uso, este juego permite crear dinámica donde los participantes puedan compartir experiencias y entrenar la escucha activa y la empatía. Mediante las adaptaciones realizadas por el por el adulto encargado de realizarlo, se pueden trabajar aquellos objetivos de inteligencia socio emocional que se consideren más adecuados a las características de los participantes. En general se trata de que se vayan familiarizando con estados emocionales complejos y poco frecuentes para ir avanzado de manera gradual hasta integrarlo en la interacción social.
El juego de `El Bingo de las emociones` (Mitlin, 2008, TEA Ediciones) incluye: cartones con 24 emociones cada uno, tarjetas de emociones, fichas de juego, fichas de premio y un póster que representa todas las emociones que se van a trabajar.
La dinámica que plantea la editorial consiste en que el encargado de dirigir el juego extraiga una tarjeta que representa una emoción y la verbalice en alto. Cada emoción que encuentren los niños en el cartón la marcarán poniendo una ficha encima y deberán compartir una experiencia personal que implique dicha emoción. El resto de participantes deberán mostrar empatía con la historia contada. A través de un sistema de premios con fichas se valorará tanto la verbalización de la experiencia como la respuesta empática. Cuando el adulto que dirige el juego considere que una emoción ha sido suficientemente comentada sacará otra tarjeta. Se continuará hasta que un jugador consiga completar el cartón y hacer bingo, pero esto no significa que será el ganador, ya que también se puede ganar mediante acumulación de fichas por participación. Mediante este sistema de premios se pretende fomentar el debate y la discusión sobre aspectos emocionales más allá de la victoria azarosa de ser el primero en completar el bingo.
Como ya hemos apuntado, la forma de jugar se puede ajustar a los objetivos y edades de los participantes. Por ejemplo en el caso de niños pequeños que, a priori, poseen un vocabulario emocional más limitado, este juego poder ser de utilidad para aumentar su repertorio, haciendo que extraigan una tarjeta del montón de los estados emocionales y que cuenten una experiencia o ejemplo en el que hayan sentido esa emoción. En el caso de ser una emoción cuyo significado desconocen, se abrirá un debate y/o brainstorming para intentar inferir entre todos el significado y poner ejemplos.
Este juego resulta muy versátil para trabajar con afectados por TDAH ya que pone de relieve el funcionamiento ejecutivo además del entrenamiento del ámbito emocional. En este sentido se pueden realizar diversos ajustes metodológicos e ir priorizando aquellos aspectos que queramos trabajar. En la propia dinámica tradicional de un bingo se ponen en juego habilidades relacionadas con la atención y el barrido visual, la percepción y discriminación auditiva, el control inhibitorio y la memoria de trabajo. Por tanto podemos plantear la actividad para aunar todos estos aspectos, resultando así una actividad muy completa. Por ejemplo, podemos empezar con unas rondas en las que se priorice el funcionamiento ejecutivo jugando como un bingo normal, sin compartir experiencias personales, nombrando las emociones de las tarjetas (una o dos veces, dependiendo de la edad de los participantes) y aumentando el ritmo progresivamente para trabajar la atención visual, auditiva, así como la memoria de trabajo e inhibición de distractores. También se pueden establecer normas de participación que fomenten el control inhibitorio como serían: mantener las manos fuera de la mesa hasta encontrar la emoción en el cartón (evitando así distracciones y que utilicen las manos para hacer el barrido visual); coger las fichas de un bote compartido, de una en una y una vez encontrada la emoción; establecer que, una vez que un participante haya cantado línea, nadie más pueda hacerlo hasta llegar a bingo; etc.
Estos son sólo unos ejemplos de las posibilidades que ofrecen algunos juegos que podemos encontrar en el mercado y que, dependiendo de lo que queramos trabajar, podemos adecuar a nuestros objetivos.
REFERENCIA
Mitlin, M. (2008). Juego, `El bingo de las emociones`. Madrid: TEA Ediciones, Departamento de I+D. Link aquí.
Marian Laredo Alcázar
Psicopedagoga Fundación CADAH (2017)
WEBGRAFÍA
López, Gloria (2016) El TDAH y las emociones. Recuperado el 8 de Mayo de 2017 de http://mistdahfavoritas.blogspot.com.es/2016/12/el-tdah-y-las-emociones.html