TDAH y organización. Desarrollo de la autonomÃa en niños con TDAH
La organización es una parte imprescindible de las personas para su desarrollo diario, sin la cual se hace en ocasiones más compleja la tarea de interaccionar de una manera adecuada con el entorno.
En los niños con TDAH podemos encontrar dificultades para que esta organización se lleve a cabo o simplemente exista. Por ello, contar con recordatorios visuales a los que poder acceder como apoyo puede ser un elemento relevante para ellos y, a través de los cuales, podrán entrenarse de cara a mejorar su capacidad organizativa.
En el plano académico es preciso que los niños lleven a cabo tareas organizativas, tanto en la gestión de los deberes, en organización del material, en secuenciación y planificación de trabajos y exámenes, etc.
Por ello, las autoinstrucciones nos pueden resultar útiles, tanto en tareas escolares como organizativas del día a día.
En este caso quiero centrarme en su utilización en el plano académico a través de diferentes ejemplos, de forma que padres y profesores puedan basarse en ellos para extrapolarlo a sus propias situaciones.
Un niño que acostumbra a olvidar apuntar las tareas en la agenda.
En muchas ocasiones la inatención propia de los TDAH, su impulsividad o su inquietud pueden repercutir a la hora de apuntar los deberes en la agenda. Porque tienen que cambiar de aula para la siguiente clase, porque ha sonado el timbre y desean salir cuanto antes o simplemente porque no han estado atentos y no se han enterado pueden ser circunstancias que se den y que propicien apuntarlo todo.
Para estos casos, una estrategia que podemos emplear es anotar cada día (lunes, martes, etc) las asignaturas que tiene ese día y que el niño indique en cada una tareas o trabajos de esa asignatura o mediante una raya, guion o lo que desee que no tiene nada de esa asignatura. Con ello, el niño podrá comprobar de una manera visual y rápida si queda alguna asignatura de ese día que no ha anotado o si por el contrario está todo apuntado.
Lunes.
Un niño que olvida el material en el centro.
Para estas situaciones, una lista de autoinstrucciones puede resultar de lo más beneficiosa puesto que contaremos con el apoyo visual que indicábamos anteriormente. Un ejemplo puede ser:
Con estos sencillos pasos, que por supuesto se pueden adecuar a cada caso concreto y a cada niño individualmente, dotaremos al niño del apoyo necesario para que de manera autónoma vaya realizando un entrenamiento propio en autoinstrucciones relacionado con la organización.
Un niño que presenta dificultades a la hora de enfrentarse a la realización de tareas fuera del centro.
Estos son solo algunos pequeños ejemplos de lo que podemos hacer apoyándonos en las autoinstrucciones y que, como hemos indicado, pueden extrapolarse a diferentes ámbitos de la vida del niño, no sólo al plano curricular.
Rocío Meca Martínez. Especialista en Pedagogía Terapéutica de Fundación CADAH. (2015).