La importancia de las emociones en el aprendizaje y su relación con el TDAH
La Neuroeducación es una nueva disciplina en la que confluyen los conocimientos generados por la neurociencia, la educación y la psicología que nos pueden aportar información significativa sobre el proceso de enseñanza y aprendizaje.
La Neuroeducación aprovecha los conocimientos sobre cómo funciona el cerebro integrado con la psicología, la sociología y la medicina y la pedagogía en un intento de mejorar y potenciar tanto los procesos de aprendizaje de los estudiantes, como los de enseñanza por parte de los profesores.
La Neuroeducación se basa en el principio de que la emoción y la cognición son procesos que van unidos y que se interrelacionan entre sí para dar como resultado final la conducta del sujeto.
Cuando un sujeto se encuentra en un entorno estimular, toda información es sensorial, y es procesada por el sistema límbico o cerebro emocional, antes de ser procesada por la corteza cerebral en sus áreas de asociación y frontal, (procesos mentales, cognitivos, estratégicos). Esto hace que los pensamientos y las funciones cognitivas e intelectuales (ideas, pensamientos, atención, memoria, planificación, dirección de la conducta) estén "contaminadas" por las emociones (recuerdos, miedos, deseos, intereses).
De modo que el procesamiento cognitivo, por el que se crea el pensamiento, ya se hace con esos elementos básicos (los abstractos) que poseen un significado, de placer o dolor, de bueno o de malo, de atracción o rechazo. De ahí lo intrínseco de la emoción en todo proceso racional, lo que implica aprender.
Esto define la condición de los humanos, como seres emocionales primordialmente y en un segundo término seres racionales.
Las actuaciones que entendemos como racionales o planificadas dependen de la contaminación emocional del sujeto (vivencias anteriores, situaciones traumáticas o placenteras, satisfacción personal o angustia) y del entorno socio-emocional donde se desenvuelve el sujeto, es decir, la respuesta emocional. Todo esto determina nuestros procesos cognitivos y de aprendizaje.
El Aprendizaje significativo
En el proceso de aprendizaje de un sujeto, lo que abre la puerta a aprender es la emoción. Esta despierta en laspersonas, la curiosidad, el interés y por tanto el foco de la atención.
La atención nace de algo que puede significar recompensa (placer) o castigo (peligro) y que por tanto tiene que ver, lo digo una vez más, con la supervivencia del individuo.
Atendemos a aquello que nos interesa porque nos proporciona una recompensa positiva o porque nos evita una recompensa negativa. Aquello que no resulta significativo para nosotros, no suscita nuestra atención.
Las recompensas positivas en el caso de los niños dependen por supuesto de la edad y el contexto. Lo que es significativo y atractivo para un niño de preescolar, no lo es para uno de primaria o secundaria. Esto implica que la significación del aprendizaje varía en función de la persona que tenemos delante por aprender o por enseñar. Esto hace del proceso del aprendizaje algo personal e intrínseco a la emoción y características del sujeto.
En el caso de los alumnos con Trastorno por déficit de atención e Hiperactividad (TDAH) esto tiene una significación mayor, ya que sus mecanismos de recompensa se ven alterados por la propia presencia del trastorno, impidiendo aún más la focalización de la atención sobre el estímulo.
El esfuerzo atencional en el TDAH está directamente relacionado con el interés o motivación que suscita una tarea, estimulo, o persona. Esto explica como los alumnos con TDAH obtienen mejores resultados, aprenden de forma más óptima los contenidos, obtienen mejores puntuaciones y calificativos más positivos de aquellos profesores con los que empatizan, tienen en consideración sus necesidades les brindan apoyo, o les refuerzan y animan el trabajo y el esfuerzo.
Y en cambio tienen peores resultados en aquellas áreas o asignaturas donde no se estimula tanto la emoción y el autorrefuerzo, el apoyo, la presentación de los contenidos es monótona y lineal, no se integra con aprendizajes o experiencias relacionadas y el alumno no toma un papel activo en el proceso de aprendizaje.
Los niños y adolescentes atienden, aprenden y memorizan más y mejor aquellas cosas que les han resultado interesantes, que les ha llevado a recordar cosas personales, donde se han sentido identificados, que les ha suscitado un emoción positiva o negativa, es decir, aquellos aprendizajes obtenidos o vividos desde su propia experiencia.
BIBLIOGRAFÍA
Mora, F. (2013). Neuroeducación. Madrid: Alianza Editorial.